martes, 17 de noviembre de 2020

17 de noviembre de 1972

El dieciséis de noviembre había estado todo el día de retén, grupo de refuerzo en lenguaje castrense; estuve muy expuesto todo el día y parte de la noche, todo muy agitado, por cierto. Estaba haciendo el servicio militar y coincidía con mis compañeros de desgracia que, no podíamos calcular cuántas armas habíamos incautado en operativos sobre la ruta 8. Se habían decomisado de todo tipo y en tal cantidad que, respetábamos todas las instrucciones de los oficiales a cargo ya que, si bien normalmente nadie atacaría a un colimba, hubo desaforados que si lo hicieron.
Estábamos eufóricos, el “Perón vuelve” se estaba convirtiendo en “¡Perón volvió!”. El gobierno había decretado el Estado de Sitio y el ejército estaba en las calles para evitar, ineficazmente, que se formaran grupos que se desplazaran a Ezeiza, mi querido Ezeiza. Decían que el aeropuerto y toda su región estaba rodeado por fuerzas militares que patrullaban con el apoyo de tanquetas.
El diecisiete se presentó con una persistente llovizna cuando no fuerte lluvia. El mate cocido hirviendo en un jarro de lata que quemaba y un mísero pancito no alcanzó para combatir la destemplada mañana; pese a todo estaba contento. Disuelto el retén (resabio del viejo Plan CONINTE), me presenté a mi lugar habitual de trabajo en la Escuela Lemos (Campo de Mayo) en donde no dude en presentarme como voluntario para custodiar un colectivo que llevaría cadetes de relevo al aeropuerto. Como todo “soldado viejo” que sabía que no saldría siquiera en la “última baja”, me las ingenie para que eligieran para chofer a un vecino. Y partimos para Ezeiza.
Mi padre, sindicalista romántico que al terminar su mandato regresó a la línea de producción, nos recordaba que gracias a la “acumulación” (ahorro, bah), logrado durante el gobierno de Perón, habían podido comprar un terreno en los fondos de Ezeiza, lugar completamente desconocido para ellos y ergo, para mí con mi primer año de vida.
Cuando llegamos al rio Matanza vimos que ni la lluvia ni el río ni las tanquetas, frenaban a los numerosos grupos de jóvenes que como el chofer, los que iban a tratar de dispersarlos y yo, jamás habíamos visto a Perón (mis recuerdos solo alcanzan al bombardeo y posterior derrocamiento de Perón). Pensaba en los vecinos de Ezeiza que estarían en el aeropuerto; no se lo perdería Alonso ni sus hijos, por citar quizás al más respetado peronista de esos tiempos.
Tras dejar a los cadetes en el aeropuerto y con el desencanto de no cruzarnos con el General (estaba casi preso en el hotel), decidimos con mi amigo, usar el vehículo a nuestro cargo y escaparnos a visitar a mi familia, a la que no veía de hacía un tiempo largo por estar generalmente, preso en el cuartel. Tras los abrazos que quiebran los huesos, pero sanan el alma, luego de que nos llenaran de comida, y tras de enseñarles las armas a mi hermano, emprendimos el regreso (en especial, luego de que la vecina nos dijo que nos iba a denunciar por andar armados; en fin). Allí nos enteramos que también en Tristán Suárez, estaba el ejército asustando gente (recuerdo que curiosamente, muchos suarenses han olvidado).
Mientras nos habríamos paso para regresar, meditaba que se terminaba la resistencia, el “Luche y vuelve”. Etapa que se había coronado con una gran movilización pese al ejército en las calles; nadie quería perderse ese momento que sabíamos que, se estaba haciendo historia. Aunque la historia no fue la deseada.

Juan Carlos Ramirez Leiva




Un poco más:

Crónica afirmó que el avión DC-8 de Alitalia, que trajo a Perón de regreso tras 18 años de exilio, tocó tierra a las 11 hs. 8’ 10”; terminó de carretear a las 11 hs. 15’ 30”. Perón fue autorizado a trasladarse a la casa de la calle Gaspar Campos en Vicente López, en la madrugada del 18 de noviembre.
No me prive de gritarle por la ventanilla a los manifestantes: “Peronismo Montonero! Por eso le dio el cuero”.


Otro poco más:

Cuando íbamos desde al aeropuerto a mi casa, sabíamos que teníamos que eludir el puesto en la “barrera” (hoy paso bajo nivel “Las Flores”), por lo que cortamos camino en la continuación de la hoy llamada Édison. La calle lógicamente era de tierra y sabíamos que en la curva del Monte Spinetto, tendríamos problemas…. Y los tuvimos.
Nos encajamos en el barro y solo pudimos salir gracias a la ayuda de un hombre y su caballo fortachón. Recién ahí tuvimos miedo de que nos apresaran porque no ignorábamos que no estábamos en la hoja de ruta, y nos habíamos en la práctica, apropiado de bienes del ejército y de armas largas y cortas.
Regresamos al cuartel “Sin Novedad” y como premio, me dieron franco el primer fin de semana. Me lo había ganado.

miércoles, 21 de octubre de 2020

La oveja negra

Había un pueblo donde todos eran ladrones.
A la noche cada habitante salía con la ganzúa y la linterna, e iba a desvalijar la casa de un vecino. Volvía al alba y encontraba su casa desvalijada.
Y así todos vivían en amistad y sin lastimarse, ya que uno robaba al otro, y este a otro hasta que llegaba a un último que robaba al primero. El comercio en aquel pueblo se practicaba solo bajo la forma de estafa por parte de quien vendía y por parte de quien compraba. El gobierno era una asociación para delinquir para perjuicio de sus súbditos, y los súbditos por su parte se ocupaban solo en engañar al gobierno. Así la vida se deslizaba sin dificultades y no había ni ricos ni pobres.
No se sabe cómo ocurrió pero en este pueblo se encontraba un hombre honesto. Por la noche en vez de salir con la bolsa y la linterna se quedaba en su casa a fumar y leer novelas.
Venían los ladrones, veían la luz encendida y no entraban.
Esto duró poco pues hubo que hacerle entender que si él quería vivir sin hacer nada, no era una buena razón para no permitir que los demás lo hicieran. Cada noche que él pasaba en su casa era una familia que no comía al día siguiente.

Frente a estas razones el hombre honesto no pudo oponerse. Acostumbró también a salir por las noches para volver al alba, pero insistía en no robar. Era honesto y no quedaba nada por hacer. Iba al puente y miraba correr el agua. Volvía a su casa y la encontraba desvalijada.
En menos de una semana el hombre honesto se encontró sin dinero, sin comida y con la casa vacía. Pero hasta aquí nada malo ocurría porque era su culpa: el problema era que por esta forma de comportarse todo se desajustó. Como él se hacía robar y no robaba a nadie, siempre había alguien que volviendo a su casa la encontraba intacta, la casa que él hubiera debido desvalijar. El hecho es que poco tiempo después aquellos que no habían sido robados encontraron que eran más ricos, y no quisieron ser robados nuevamente. Por otra parte aquellos que venían a robar a la casa del hombre honesto la encontraban siempre vacía. Y así se volvían más pobres.
Mientras tanto aquellos que se habían vuelto ricos tomaron la costumbre también ellos, de ir al puente por las noches para mirar el agua que corría bajo el puente. Esto aumentó la confusión porque hubo muchos otros que se volvieron ricos y muchos otros que se volvieron pobres.
Los ricos mientras tanto entendieron que ir por la noche al puente los convertía en pobres y pensaron -paguemos a los pobres para que vayan a robar por nosotros-. Se hicieron contratos, se establecieron salarios y porcentajes: naturalmente siempre había ladrones que intentaban engañarse unos a otros. Pero los ricos se volvían más ricos y los pobres más pobres.
Había ricos tan ricos que no tuvieron necesidad de robar ni de hacer robar para continuar siendo ricos. Pero si dejaban de robar se volvían pobres porque los pobres los robaban. Entonces pagaron a aquellos más pobres que los pobres para defender sus posesiones de los otros pobres, y así instituyeron la policía, y constituyeron las cárceles.
De esta manera pocos años después de la aparición del hombre honesto no se hablaba más de robar o de ser robados sino de ricos y pobres. Y sin embargo eran todos ladrones.
Honesto había existido uno y había muerto enseguida, de hambre.

FIN

Por Italo Calvino

jueves, 1 de octubre de 2020

Pensando en tiempos de pandemia IX

 Otras pandemias

¿MARITO? ...TE CUENTO...

Arrastrando sus viejos ocho años, Marito entra en la confitería, se acerca a una mesa y mendiga una moneda. Se la dan y acepta sin rubor; si la respuesta es una mirada despectiva y un rechazo, acepta impasible porque ya no le duelen las heridas.
Sí, Marito es un chico de la calle. Existe una línea que lo separa de otros chicos que comen bien, estudian, tienen una familia que los protegen. Él está del otro lado, del lado oscuro y sucio.
Marito no conoce otra vida; ya en brazos de su madre vivía de lo que le daban. Luego fueron naciendo sus hermanos, no todos del mismo padre, claro; y a medida que crecía se fue alejando de las borracheras de su madre. Después, quedó solo. Durante un tiempo,veía a una mujer vieja y sucia que armaba ramilletes de flores y lo mandaba a venderlos a Retiro, luego se aventuró a ofrecerlos en Recoleta. Cuando no la vio más comenzó a abrir las puertas de los autos en Constitución. A veces, robó algo.
Ahora vive debajo de la autopista, mejor dicho, duerme porque de día camina por la ciudad. Cuando se acerca algún policía, escapa...su intuición está muy desarrollada por vivir siempre en peligro.
Hoy, a las nueve de la noche tiene una cita con un tal Braulio...le prometió que si pasaba droga o algo por el estilo podría cambiar esas zapatillas destrozadas y tener algo de dinero en el bolsillo. 
Son las ocho y treinta. Debe caminar muchas cuadras para el encuentro. Marito, apurado, va a buscar su destino.

Por: Lydia Alexa


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Meritocracia

Siempre me ha dolido Marito. Lo conocí en los '60 cuando aun no robaba y solo mendigaba en Constitución. En los '70 lo veía durmiendo en el subte y en los '80, se alimentaba inhalando de la bolsita quita hambre. Con el político que ahora anticipa un golpe de estado, Marito le entro al paco desde los ´90 y se hizo zombi en el 2000. 
Marito con sus ocho años, desde el 2010, trabaja vendiendo minutos de muerte y ahora, en el 2020, Marito trabaja, consume y ya no sueña. Sufre un poco cuando despierta pero luego muere y ya no sufre. Sigue teniendo ocho años y yo, yo me siento impotente y culpable.

Por: Juan Carlos Ramirez Leiva

miércoles, 30 de septiembre de 2020

Pensando en tiempos de pandemia VIII

Guatyjor en Cuarentena con amigos

 

La cuarentena trajo consigo variadas situaciones, hasta un neologismo, “Watti horse”. Es una expresión codificada entre amigos, que expresa mucho de nuestro ser nacional. Los argentinos somos gregarios, incluso quienes querrían ser europeos o yankis; no soportamos estar aislados, no tener contacto social con los afectos. Quizás por eso queremos tomar White Horse, para descontar las noches de aislamiento, pero nos sale el criollo y se transforma en “Guatyjor”.

La soledad no forma parte de nuestro ser, necesitamos expresarnos con otros. Los cisplatinos somos amigueros, competimos con Roberto Carlos en la cantidad pero no depreciamos la calidad. Sobre todo los que pasamos el medio siglo y nos aglutina el acervo cultural que día a día se va perdiendo (y que las nuevas generaciones desconocen), nos une, nos lleva a la infancia y a revivir la vida en compañía. 

Los artistas, esa parte de la sociedad que puede captar la necesidades de todos con mayor sensibilidad y expresarla, nos interpretan y nos contienen... en la desesperanza. En un lugar de Ezeiza, dos artistas con profesionalidad y mucha vocación de servicio, no pudiendo juntar físicamente a los amigos decidieron, con perseverancia, día a día, sacarnos del letargo de este aislamiento sin fin; juntaron talento y mucho esfuerzo y cada noche, comparten su saber saber y su saber hacer, con gran generosidad. Alegran el alma de quienes los ven y demuestran que, las tempestades arreciaran en la realidad pero el alma caliente al son envolvente de una zamba, se transforma en fuerza arrolladora para campear el temporal.

Gracias Gladys y Carlos, por regalarnos amor envuelto en música.

 

C.A.R. 


Nota del editor: 

Gladys es Gladys Noemí Paez, multifacética actriz y conductora, y en estos dias, cantante, guitarrista y lectora.

Carlos es Carlos "Charly" Renoldi. Cantante, guitarrista, autor, escritor.

"Cuarentena con amigos" es un espacio facebookciano creado con el fin explícito de su propio enunciado


martes, 29 de septiembre de 2020

Pensando en tiempos de pandemia VII

 Y un dia...

Y un día inesperadamente la vida siguió girando... Pero sin disfrutar del exterior, para sólo disfrutar del interior... Se volvió pesadilla para algunos... Vida de ensueño para otros... Fue un resurgir... O un estancamiento... Un beso, abrazo o roce significó peligro... Los lazos interpersonales se resignificaron... y la vida siguió tras sufrir un cambio... Y el ser humano como toda especie animal en este mundo, siguió buscando un camino para adaptarse y continuar...

 
Cintia

jueves, 24 de septiembre de 2020

Pensando en tiempos de pandemia VI

La colaboración siguiente, fue escrita en marzo 2020

Yo no tengo que hacerme cargo de tu soledad 

Ahora que andamos con tiempo de pensar un poco, veamos algunas cosas: la "soledad", correlativo del aislamiento de estos días. Aunque parezca irónico tiene incluida la palabra "sol", sinónimo de luz y calor, siendo todo lo contrario.
El virus hizo que todos tuvieran que convivir con quienes, en muchos casos, no conviven; es decir, habitan en un mismo predio pero no conviven. Padres e hijos, que en realidad no se conocen; parejas que debieron dejar a su real pareja. Por otro lado, todos nos volvimos solidarios con aquel anciano que vive solo. Muy bien esto, mientras el miedo al virus nos une ¿Y el día después? 
Hagamos ejercicio de imaginación: es septiembre 2020, ya está la vacuna o el mayor peligro de contagio pasó, y la vida vuelve a tomar su ritmo normal ¿Habrán aprendido los padres divorciados que aunque no convivan con sus hijos tienen que alimentarlos y cuidarlos, caerán todos los expedientes que atiborran los juzgados? ¿Atenderán los hijos adultos a sus padres mayores si no les interesa su dinero? ¿ Se acordarán de la persona que vivió, vive y vivirá sola, por ella misma y no por los beneficios que me pueda reportar aprovecharme de su soledad? 
Aventuro que habrá mas aislamiento y no pandémico, porque se han puesto al descubierto las almas en su desnudez con esta situación: las promesas de amor vanas, los reales intereses, nuestra miserabirilidad interior, nuestro propio ser, nuestras esencias, ya no pudieron ser aromatizadas con los modelos y perfumes que el consumo nos ofrece, ya nuestras angustias no fueron maquilladas con slogans políticos de moda. Ahora somos nosotros con nuestro ser en si, con tiempo de sobra para hablar con nosotros mismos.
Tenemos varias opciones, buscar excusas para mitigar nuestra conciencia, buscar culpables en otros de las angustias que atormentan nuestro ser o … enfrentarnos con nosotros mismos, hacer un minucioso, aunque sea doloroso, cuadro de nuestra situación, ser realista y desarmarnos. Luego, lentamente, armar todos los pedacitos que han quedado dispersos, como un gran rompecabezas. No quedaremos igual, ninguna copa que se rompe por más que la pegue el mejor artista, queda igual. Pero sabremos exactamente quienes somos nosotros. Nuestras virtudes, defectos y miserias. 
A partir de aquí septiembre despertara como la primavera misma con nueva toma de decisiones. Con cambios verdaderos que nos ayudaran a crecer y no solo a envejecer. Ojo, esto no tiene limite de edades ni condiciones socio económicas; el humano es con el otro en serio, y no en slogan. 
¿Podrá el burócrata agilizar expedientes, antes que el anciano muera sin su jubilación? ¿Podrá aquel que cometió el error de abandonar a quien lo necesitaba, caminar sobre sus pasos y pedir perdón? ¿Podrá aquel padre que no cuidó a su hijo, resarcirlo del maltrato? 
Esperemos que este virus nos enseñe que, si la Patria es el otro, entonces mi nuevo ser renacido saldrá de su zona de confort y dirá: Yo me hago cargo de tu soledad, caminemos juntos en todas las situaciones que la vida nos presente.

C.A.R.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Pensando en tiempos de pandemia V

Saliendo de la moderna caverna de Platón, plena de tecnología actual, me dirijo a un negocio de la cercanía. Impoluto barbijo, alcohol en gel, me encuentro con seis obreros haciendo obras de bacheo. Al querer pasar por su ubicación veo con horror que estoy en peligro de muerte según los sabios infectólogos, ya que no usan barbijo. Pienso que si yo, que voy tranquilamente al paso, me ahoga el adminículo, es forzoso que con el esfuerzo de ese trabajo respiren libremente.Pero... ¡Están en infracción! No tengo megáfono para hablarles... ¡Y además son seis! ¿Recurro a las autoridades? La municipal ya lo sabe, la policial también ya que dos agentes impertérritos observan. 
Cobardemente, vuelvo sobre mis pasos y doblo la esquina. ¿Es necesario en tiempos de pandemia realizar dichos trabajos, los cuales casi siempre son omitidos? Mientras tanto, se funden los que lograron progresar con grandes esfuerzos. Se fomenta la llamada "economía popular." Se pretende que millones de personas se instalen en tierras del Estado con ocupaciones de bajísima productividad que implica quedarse para siempre en la pobreza. 
El panorama que veo es una Argentina deteriorada en salud, economía y educación. Todos sufrimos, muchos, más que yo. Como nadie es claro, como tanto se ha mentido, no queda otra que escuchar a todos y formar cada uno su propia opinión para decidir por lo que está convencido; claro, siempre que te dejen.

Se trata nada menos que de la salud, probablemente lo más sagrado que tenemos.

Lydia Dominga Angleri

martes, 15 de septiembre de 2020

Pensando en tiempos de pandemia IV

Carta de un día de marzo del 2020
Un día de sol con un nudo en la garganta que atraviesa la impotencia. Tristeza, ansiedad y el miedo, la distancia, el día a día…  ¿Empezó cuándo? ¿Alguien lo sabe? ¿Lo recuerda? Tengo tan poca información. Nada más que alguna película, alguien en un documental contando algo; o registro de alguna imagen que vi por casualidad en la tele. 
Hace unos días, no sé cuándo, estaba con los niños en un patio, fuimos a la plaza y vino la abuela. Arreglamos el jardín y renegamos por las hormigas invasoras (que palabra, que sentimiento –invasión-, ahora me doy cuenta que no tenía registro de lo que eso significaba).
Sentada en el patio de casa sola, porque mi marido no tiene un buen día. Le duele el estómago, tal vez nervios, tal vez conoce mucho más que yo del tema porque lee mucho, tal vez evita pensar porque no es momento de alarmarse ya que no tenemos herramientas para solucionar ciertas cosas.
La mayoría estamos conteniendo a nuestros padres, abuelos y niños. Cuídate, lávate las manos, ojo no te toques la boca, la nariz, los ojos. Y todo desde un lugar tan lejano, como si hubiéramos salido de este planeta, desde un celular o de una computadora.
Mi madre vive sola y como todos no quiere dejar su casa, por suerte mi hermano siempre estuvo y esta con ella, somos afortunados. Ésta, como otras veces, nos va a encontrar luchando juntos. Por alguna razón siempre en los malos momentos, estamos unidos y dispuestos para salir adelante. Creo que es instinto de supervivencia. El amor, el cariño, nos ha llevado siempre a unirnos para ser más fuertes.
Sé que no se puede ayudar a todos, sé que mucha gente no tomara conciencia porque no tiene herramientas culturales de educación, ni apoyo familiar, ni hablar de la desigualdad de condiciones, de la falta de recursos humanos. No todos vivimos en el amor, no todos somos acariciados por la vida.
A las hs. 12 am cerré mi negocio. Dicen hasta el 31 de marzo 2020, no lo sabemos, y me vino un frio en el pecho.
Entendí varias cosas. El que viene a comprar porque hoy tiene una changa y con eso lleva un plato de comida, o paga los servicios; y yo no estoy para proveer ese artículo indispensable, y es un eslabón de tantas cadenas que se están cortando, y de tantas puertas que se van a cerrar.
Lo increíble, es que me dispuse cómoda sentada en una reposera para estudiar una obra de teatro que, está en pleno proceso de ensayo. Estudiar texto y buscar personaje, aprovechar este precioso tiempo, pero cuando estaba por empezar, mi cabeza se disparó para otro lado con sentimientos encontrados, con bronca, con un nudo en la garganta, con recuerdos y pensamientos, y voces de mucha gente. Imágenes que me hacen creer firmemente que somos lo que otros planean para nosotros, pueden cambiarnos la vida en pocas horas y no importa cuál sea tu condición. Esas diferencias económicas y sociales nos crean un mundo diferente, donde la objetividad se mide con la vara de tu espacio, ese que solo podés ocupar vos, y nadie puede invadir por una ley universal.
La realidad hoy es el minuto a minuto, escuche en la tele. ¡Ja, ja, ja! Como si no supieran que estas cosas son planeadas con mucho tiempo y guardadas hasta el momento exacto, el lugar indicado, y los intereses sobre la mesa.
Desgraciadamente de esto quedaran imágenes, lagrimas, recuerdos en cabezas con secuelas por las pérdidas, por los seres queridos que dejamos de ver, de tocar, la tristeza de la distancia, los besos que no dimos, los abrazos que extrañamos.
Y un día del 2020, tal vez, aparezca un salvador, un grupo de genios salidos de alguna lámpara guardada bajo siete llaves, con la vacuna, el antídoto para volver al mundo real, al mundo verdadero, al maravilloso mundo de me creo todo lo que me contas, porque no tengo alternativa. Y podamos seguir disfrutando de la vida con la alegría de trabajar hs 12 por día sin tiempo para los vínculos, para el descanso, para la salud, de estudiar carreras que no ejercemos porque no nos dan la posibilidad. De mandar a los niños a escuelas mediocres, pagas o del estado, que enseñan nada o tal vez peor: te enseñan que vales por lo que tenes. Todo menos educación, respeto, dignidad. Compañerismo, amistad, no son materias.
Y volveremos con esta maravillosa vacuna a comer, a comprar al super toda la comida envenenada que nos venden, los productos llenos de conservantes que no conservan nada, colores que son engañosos, sabores que están en tu imaginación. Sabor queso, pero no existe el queso. Sabor naranja, pero dónde está la naranja.
Y gracias a la vacuna maravillosa, que pagaremos con sangre, sudor y lágrimas, como decían los abuelos. Volverán los maravillosos shoppings, los grandiosos lugares de comidas rápidas, donde podremos depositar a los niños para llenarlos de ansiedad, histeria, engordarlos con grasas trans y otras yerbas, diría la abuela.
Es viernes, hay un silencio espantoso. Quiero saber ya, que dicen ahora en la tele. ¿Ya tenemos los números de muertos de hoy? ¿Serán menos que ayer? Será posible otra vez este pibe, que no se quedó encerrado en la casa; desde chico fue la oveja negra de la familia y ahora, entre todos, te vamos a juzgar. ¿No entendes? Vos si sos un pelotudo, nos vas a matar a todos; si, a todos. A los que pasamos por una vereda y vemos una familia durmiendo con los niños, y no nos preocupamos por los 2 grados que dice la tele que hace afuera. A todos, los que vemos las colas de los abuelos en los bancos en invierno y en verano y no nos importa, total no somos viejos. Nos vas a matar antes de poder juzgar a una mujer feminista, que de cerca le toco una violación, una muerte, y ahora se cree con derecho a mostrar las tetas o tatuarse. No podés arriesgar la vida de todos con tu imprudencia de salir a trabajar; igual estas en negro, sin seguridad social, sin posibilidades, sin saber si vas a conseguir una changa. ¿Crees que vale la pena? Y te digo más, nos estas quitando con tu actitud la posibilidad de seguir viviendo cómodos en la mentira, en el consumismo, en el capitalismo salvaje, en la comunicación porque ahora si estamos comunicados, es que la tecnología nos supera, la tecnología nos alimenta de memes, imágenes discriminatorias y mentirosas. Nadie es en persona, “como se ve en la pantalla”, y así vamos creyendo opinando, juzgando, castigando.
Un día del 2020.

Gladys Noemí Paez (La Corta)

lunes, 14 de septiembre de 2020

Pensando en tiempos de pandemia III

Intentando conocer sobre nuestro presente, invite a la Dra. Cristina Romano a dar su opinión.


Y HOBBES TENIA RAZON …
Erase una vez allá por los '90 cuando el caudillo de las aceitunas dijo: hay que modernizarse, lo que aquí hay es muy anticuado, no estamos en el mundo. Vamos a la estratósfera y más allá…
Aprendimos bien rápido a no reparar y consumir indiscriminadamente todo tipo de artefactos, moda en ropa, en decires, en pensamientos, en música, no importa… el tema era consumir, consumir y consumir.
Esta adicción ha trascendido las generaciones, tiempos y estratos socio económicos. La concepción humana ya no se define con el verbo Ser sino Tener. Si tienes, si vas a, si te pones, "si usas sos", sino caes absolutamente en la vacuidad del ser.
La crisis sanitaria mundial detuvo la carrera por el consumo. Afloraron las angustias y la necesidad de consumir , persiste, se agudiza, realidad virtual, zoom a toda hora hasta para decir buen día, que comiste, sin horarios ni días. Se consume virtual, delivery's cruzan la ciudad con desesperación, si no voy, si no lo tengo me muero…. 
Enloquecidos por el síndrome de abstinencia volvimos a nuestros instintos mas primitivos si no lo veo, no lo toco no existe: el virus no está no lo puedo ver …. No existe. Y, en el mismo sentido con la misma puerilidad le decimos al gobernante cual papá “dale, no está, no ves que no lo ves, déjame salir”. Y cuando se abrió la “puerta” de la cuarentena, cual chiquillo al que le muestran un plato de chocolate se abalanzaron los que tienen abstinencia de consumo a largas colas para tomar un misero café en el lugar de moda, a exhibirse, a tratar de tener para no dejar de ser.
Pues el COVID 19 señoras y señores, trajo consigo, una vuelta a las raíces, y Hobbes tenía razón el animal que tenemos dentro es una bestia, en cuanto le sacamos el out fit exterior, se expone en su brutalidad y por un café es capaz de matar a la generación que les dio a la vida.

Dra. Cristina Alejandra Romano

sábado, 12 de septiembre de 2020

Pensando en tiempos de pandemia II

Me siento entre consternado y desconcertado, ante las variadas expresiones de los manifestantes entrevistados en los últimos tiempos. Han desaparecido de la escena pública las grandes marchas de los partidos que, históricamente, realizan manifestaciones multitudinarias o no, pero con solidez argumental, con cohesión ideológica del por qué se manifiestan, qué persiguen, y contra qué luchan. Esto ha dado lugar a que afloren como manifestaciones políticas, pensamientos que otrora consideraríamos sin sentido, y no le daríamos entidad racional ni representativa de sector alguno, cultural o político formal.
Cómo han logrado sumar adherentes al pensamiento mágico, irracional contra toda prueba; desconsiderar el pensamiento con método científico que nos saco de la Edad Oscura. Cómo parece que volvemos a estar sometidos por religiones negadoras de lo que los estudiosos en la práctica logran, cómo se ha instalado el pensamiento de homos retrógadus terraplanistas, antivacunas, filósofos de conspiraciones internacionales, etc., etc.. Todo me resulta tan misterioso, que he decidido buscar respuestas que me expliquen éste momento.
En un primer intento fue fácil atribuírselo a la influencia de los grandes medios de comunicación, que se encargan de dirigir y formar opinión en base a la repetición constante, aunque sin argumentos, que puedan someterlo a discusión. También pensé que la pandemia y el miedo a la muerte o a los cambios bruscos de las normalidades, permiten que tomen fuerza locas manifestaciones. Los que hemos vivido un cambio de siglo vemos que son considerables el número de personas que esperan alegremente la muerte, y la aparición de un mesías. El mismo efecto han tenido terremotos, manifestaciones violentas de la naturaleza, y las pestes.
Sin embargo no solo aparecen dominando el escenario mediático los creyentes, también aparecen los que niegan que la tierra sea redonda, y asistimos como tuvieron que rescatar a una pareja que en un yate fueron en busca del lugar en donde terminan la tierra. Repito: no pretendían dar la vuelta al mundo, iban en busca del borde, de donde la tierra termina, supongo para espiar la cola del elefante que arriba de una tortuga sostiene a nuestro planeta. La pareja había partido de un puerto de Italia y fueron rescatados deshidratados; y que fueran en un yate nos habla del alto poder adquisitivo que tienen así que posiblemente consumieran bienes culturales que ya les habrían explicado que desde los antiguos griegos, ya se sabía de su redondez y tamaño.
Por lo pronto, me he encontrado con este video, que intenta dar una primera explicación de cómo se forman grupos de pensamiento alternativo, a partir de la publicación con tono irónico de lo que consideramos un desatino.


Juan Carlos Ramirez Leiva

miércoles, 29 de julio de 2020

Hugo Goncalvez. Periodista.


Hugo siempre quiso ser periodista. Era curioso, le gustaba aprender; fue un gran conversador, ameno y agudo. Quizás esa pasión por saber, por preguntar y repreguntar, la canalizó con sus estudios de filosofía, materia que supo enseñar en el profesorado. Quizás la práctica de la conversación la heredó de su papá, el peluquero del barrio. Pero Hugo quería ser periodista, y lo fue.
Apenas terminó sus estudios en la secundaria, en diciembre de 1970, se propuso conseguir trabajo, pero no un trabajo cualquiera. Desde sus quince años intentaba trabajar de periodista y con ese propósito se animó y le escribió a don Américo Barrios, a quien admirábamos. El reconocido periodista leyó con interés su carta y le llamó la atención resaltando que siendo Hugo “perito mercantil, dactilógrafo” y con dominio de “francés y el portugués, de ninguna manera debe resignarse a aceptar un ‘trabajito’ en cualquier lado. Usted es joven, y, como tal, dueño del futuro… en cuanto a su vocación periodística bueno es que la cultive” sin olvidar “que el sueldo del periodista no alcanza para vivir”, (4/10/1971). En una segunda carta, don Américo nota la firmeza de su vocación y le aconseja “que abrace esa profesión. Eso sí, no abandone usted, por ello, su carrera de abogado”, proponiéndole a continuación que, aunque sea ad honorem, trabaje como cronista en algún diario local. Y sin más, le dispara lo que Hugo buscará vivir: “le permitirá estar en contacto con la redacción y la calle que son los lugares donde se forjan los buenos periodistas”, (28/10/1971). En una tercera misiva se alegra de sus progresos, pero le llama la atención por no “percibir la más mínima remuneración”, en las colaboraciones periodísticas que ya hacía Hugo (17/06/1972).
El joven y audaz Goncalvez, diecinueve años, no solo se escribía con los maestros del periodismo nacional, en tiempos no muy lejanos de aquellos en que colaborábamos en una revista parroquial, quería jugar en primera, y no lo amilanaba la falta de remuneración; él quería ser periodista y lo estaba siendo. El Primer Secretario de la embajada de los Estados Unidos, John L. de Witt, se disculpó porque el embajador Sr. John Davis Lodge no podía concederle una entrevista exclusiva, pero se puso a disposición junto con el secretario Richard McCloskey, para que Hugo los entreviste (notificaciones de la Embajada de los Estados Unidos del 12/07 y del 20/10/1972). Eran épocas de la guerra de Vietnam.
El joven periodista no se amilanaba ante los personajes de nuestra historia y es por esa actitud, que Héctor Cámpora (h), le comunicó por nota del 15/05/1973, que “el Presidente electo de la República, doctor Héctor J. Cámpora, ha debido suspender todas las entrevistas”, diez días antes de asumir la Presidencia de la Nación.
Hugo quería saber, y contar. Con ese fin el Director General de Prensa de la Secretaría de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación, don Cesareo González Blanco, le concedió una entrevista el 9/05/1974. Recordaba que era “un viejito muy bueno, de esos que uno los ve y parece estar más allá del bien y del mal”. Esa fue la primera vez que ingresó a la Casa Rosada y tuvo la alegría de conocer la Sala de Periodistas de la Presidencia, cincuenta y dos días antes de que el Presidente Juan D. Perón, falleciera. Meses después, cursara correos con José María Villone, Secretario de Prensa y Difusión de la Presidencia de la Nación.
Hugo no se conformó con colaboraciones únicamente y fundó el periódico “La Verdad” mientras se desarrollaba la Guerra de Malvinas. Fueron sólo tres números (el cuarto quedó en imprenta), pero la experiencia que ganó junto a su socio, el recordado Daniel Filloy, le abrió las puertas del diario La Prensa, a través de una invitación que firmó el mismo Máximo Gainza (director).
Una de las satisfacciones en su devenir periodístico epistolar, fue su contacto con Mónica Cahen D’anvers (por ese entonces era Mihanovich). La conoció en el famoso Montegrandazo, histórica revuelta vecinal contra la dictadura de turno (6/10/1970). Por ese entonces Hugo trabajaba en el diario Notas y Noticias, que dirigía el querido Julián Sánchez (luego Sánchez Parra). Hugo era periodista e inmediatamente le pidió una entrevista, la que le fue concedida por nota del 2/12/1970. Gracias a esa carta pudo concurrir varias veces al canal, a ver a Mónica.
Con Hugo, en uno de los tramos de nuestras vidas, nos habíamos reservado un día a la semana para caminar juntos y conversar sobre temas varios, siempre salpicados de desencuentros filosóficos y de picante humor. Fue un hombre de principios y también de acción, esta pequeña historia epistolar de su vida periodística es una muestra. La comunidad le debe ser el creador intelectual de la Universidad de Ezeiza. Yo le debo el honor de su amistad.

Juan Carlos Ramirez Leiva.

sábado, 4 de julio de 2020

Día del Médico Rural


Esteban Laureano Maradona nació en 1895 en Esperanza, Santa Fe, donde su padre se encontraba circunstancialmente para inaugurar el Primer Congreso Agrícola del país. Fue el noveno hijo del matrimonio de Encarnación Villalba y Waldino Maradona, sanjuanino amigo de Domingo Daustino Sarmiento que había llegado a ser senador de Santa Fe, maestro, periodista y productor rural. Era descendiente de Plácido Fernández Maradona, gobernador en varias ocasiones y ministro de Nazario Benavidez, y de José Ignacio Fernández de Maradona, jesuita y primer diputado electo por el pueblo de San Juan al ser reputado como el “mejor probidad” ante la Junta Grande (1810-1811) y responsable de que en 1811 se sancionara el decreto que extinguía el tributo que pagaban los indios a la Corona. Ambos eran hijos de los españoles Francisco Fernández de Maradona y Francisca Arias de Molina y Jofré, arribados de San Pedro de Arante en el año 1748 (Juan Manuel Cervera; Waldino B. Maradona, un civilizador de provincia).
La mamá de Esteban Maradona se llamó Petrona Encarnación Villalba Sosa y era hija de Esteban Villalba, santiagueño, estanciero. Este había trabajado a cargo del cuidado de la hacienda de la familia Ezeiza, quienes al regresar al país de su exilio, encontraron que no solo Villalba había cuidado su hacienda sino que la había duplicado. En agradecimiento, los Ezeiza le pagaron con patacones de plata, lo que le permitió comprar varias hectáreas por la zona de Barrancas y Coronda (Sta. Fe).
Cerca de allí, en Esperanza, nació Esteban Laureano Maradona Villalba, el 4 de julio de 1895. Años después, la familia se trasladó a la estancia “Los Aromitos”, en Barrancas (Sta. Fe), que su abuela había heredado sobre las costas del Río Coronda. Para cursar sus estudios secundarios, Esteban Laureano se trasladó a la capital provincial y luego a la Capital Federal para estudiar medicina en la Universidad de Buenos Aires. Supo contar que: “No me gustaba ese aire elitista y aristocrático que tenía la universidad de aquel entonces. Los estudiantes iban con galerita, y yo, como buen rebelde, aparecía por las aulas con un enorme chambergo de tipo criollo”. Entre sus maestros se encontraron Bernardo Houssay, Pedro de Elizalde, Nerio Rojas, y Gregorio Aráoz Alfaro. En el libro Doctor Maradona (Justo Lindor Olivera) consta que el original del diploma, en poder del Dr. José Ignacio Maradona, data del año 1930 (libro 5, folio 30, número 239).
Ya graduado viajó a Resistencia (Chaco, en aquel entonces capital del Territorio Nacional del Chaco), en donde instaló un consultorio y se dedicó al periodismo entre 1931 y 1932, dictó conferencias sobre diversos temas como lepra, lactancia e incluso sobre los accidentes de trabajo, lo que le granjeó enemistades por asesorar a los trabajadores sobre cómo defender sus derechos. Viajó a la Isla del Cerrito, donde la lepra hacía estragos e impulsó la construcción de un lazareto, además de estudiar su botánica.
Supo declarar: “Los capitalistas me tenían entre ojos, y como yo atacaba al gobierno militar del señor Uriburu, la policía me perseguía”.  Partió entonces rumbo a Paraguay donde comenzaba la Guerra del Chaco Boreal. Ofreció sus servicios de médico y, aunque pasó un tiempo en prisión sospechado de espionaje, pudo ejercer su profesión en el Hospital Naval de Asunción, donde fue designado director, redactó el reglamento de Sanidad Militar del Paraguay y tuvo tiempo para ocuparse de la colonia de leprosos de Itapirú.
En Asunción, se enamoró y se comprometió con la que fue la única novia que se le conoce, Aurora Ebaly, sobrina del presidente paraguayo. Esta muchacha de apenas 20 años, falleció de fiebre tifoidea el 31 de diciembre de 1934. “Lo único que me retuvo en el Paraguay fue la guerra. Tanto sufrí con su muerte que nunca más me volví a enamorar”, recordaría años más tarde.
Corría el año 1935 cuando regresaba en tren desde Paraguay. Pensaba hacer escalas en Salta, Jujuy, y Tucumán (allí vivía su hermano Juan Carlos, intendente de la capital provincial), y por último instalar un consultorio en Lobos (Buenos Aires), donde vivía su madre. Aquel 2 de noviembre su vida cambiaría en la estación formoseña “Km 234” del paraje Guaycurú, también llamado Estanislao del Campo (Territorio Nacional de Formosa, hoy Formosa).
Recordaba: “Un grupo de personas preguntaba a voz en cuello si algún pasajero se animaba a asistir a una parturienta en estado de gravedad. (…) Tomé mi maletín. Subí a un sulky. De las riendas tiraba una mujer cincuentona. (…) El parto fue difícil. La parturienta en verdad estaba grave. Se llamaba Mercedes Almirón y a mano saqué a esa criatura, una nena”. Cuando regresó a la estación a comprar un pasaje para el siguiente tren se encontró con una multitud que reclamaba sus servicios. Recordaba: “De golpe me vi rodeado por un indiaje astroso, bárbaro. Patente recuerdo algunos rostros como de animales chúcaros, ariscos, y, al mismo tiempo graves, profundamente necesitados. (…) Puedo ver esos rostros con absoluta nitidez: narices, lóbulos de las orejas mutiladas con tatuajes; manos como de cuero se me extendían suplicantes. Me arremangué, empecé a atender y me quedé con ellos…”.  
En donde todo era monte, con cuatro o cinco ranchos rodeado de indios, logró erradicar la lepra, el mal de Chagas, la tuberculosis, el cólera y la sífilis. Los indios lo llamaban Piognak —«Dr. Dios» en pilagá—. Consiguió la adjudicación de tierras fiscales en donde fundó la colonia aborigen Juan Bautisata Alberdi (1948), fundó y fue docente de una escuela rural que, recibió el nombre de José Ignacio Maradona.
La escala en aquel lugar se extendió por más de cincuenta años, donde el médico, filántropo, naturalista y escritor, vivió austeramente, sin luz, gas, ni teléfono, atendiendo a los pobladores, muchos de ellos aborígenes. En 1986, con 90 años de edad, enfermó y debió trasladarse a la ciudad de Rosario, donde vivía su sobrino. Llegó en un estado calamitoso, por lo que debió internarse en un hospital. Ya de alta, se quedó a vivir con la familia de su sobrino, de donde no se mudaría más. En sus últimos años recibiría muchos homenajes y distinciones y no aceptaría ningún tipo de pensión vitalicia. Murió de vejez el 14 de enero de 1995, a los 99 años, en Rosario. Sus restos se guardan en la ciudad de Santa Fe, en el panteón familiar.
El 27 de junio de 2001, el Congreso de la Nación sancionó la ley 25 448, instituyendo el 4 de julio como Día Nacional del Médico Rural, conmemorando el natalicio del doctor Esteban Laureano Maradona.

Juan Carlos Ramirez Leiva

viernes, 3 de julio de 2020

Día del Locutor

Comenzando la década de 1940, las radios comenzaban a diferenciarse entre ellas; así Radio Belgrano era considerada popular tanto como era aristocrática Splendid, y El Mundo se mantenía en un plano equidistante. Por seguir los intereses propios de las emisoras que los contrataban y por la competencia por la audiencia radial, los locutores no habían logrado conformar un centro que los nucleara.
Por aquel entonces, la Dirección General de Correos y Telégrafos convocaba a locutores de las mencionadas radios, para conducir el tradicional desfile militar del 9 de Julio en la zona de Palermo; corría el año 1943 y el encuentro fue en el Regimiento 1 de Infantería Patricios. Fue Jorge Omar del Río (radio El Mundo), a quien se le ocurrió la idea de unirse. Cuando esperaban que les dieran los libretos, Del Río hablo acerca de formar una entidad que agrupara a los locutores. La propuesta gustó, señaló en un reportaje Roberto Galán, y fue él quien le pidió un lugar para reunirse a Julio Korn, que tenía su editorial en la calle Corrientes 830 (CABA), donde estaba la redacción de la Revista Antena.
Fue un grupo de pioneros, veintiuno de ellos (algunos los llamaban los trasnochadores) que, tras reunirse, fundaron la Sociedad Argentina de Locutores (SAL). Contaba Roberto Galán que, desde allí, llamaron a todas las emisoras invitándolos a reunirse. En la primera noche, se presentaron locutores de todas las radios (Radio Fénix, Porteña, etc.). Fue elegido Presidente provisional el locutor de radio Splendid, Pedro del Olmo, y Roberto Galán fue elegido Secretario. La comisión se comprometió a convocar a una asamblea general y así se hizo.
La convocatoria se concretó en el teatro Regina, de calle Santa Fe. Decía Roberto Galán: “Allí se eligieron las autoridades definitivas, con Juan Carlos Thorry como Presidente y yo como Secretario. Alquilamos un local en la calle Victoria [hoy Hipólito Yrigoyen, entre Combate de los Pozos y Sarandí]. Con unos libros que aporté inauguramos una pequeña biblioteca, compramos una máquina de escribir, abrimos un Libro de Actas. Después comenzó la gran tarea de incorporar al Interior y formar las filiales”.
Cuenta la tradición que la sesión fundacional se extendió hasta las cuatro de la mañana y como la puesta en marcha oficial de la organización se llevó a cabo aquel 3 de julio de 1943, esa fecha fue elegida en 1950, para conmemorar el Día del Locutor. A todos ellos, pero en especial, a la memoria de Julián Sánchez Parra, les deseamos tengan un muy feliz Día del Locutor.

Juan Carlos Ramirez Leiva.

viernes, 26 de junio de 2020

Poemario de Ezeiza (fragmento)

Y llegué a Ezeiza
en un día cualquiera;
y con una consigna:
volverme cuando pueda.
Mas, un día fue la tierra,
otro día fue el sol,
el cielo era más ancho,
los jardines con flor.
Tomaba yo las flores
que estaban tan a mano
y a mi madre llevaba
un colorido ramo.
Aquí se han criado
mi hijo y mis nietos;
aquí velé a mis muertos.
Ezeiza...¡Aquí me quedo!

LYDIA ALEXA

domingo, 7 de junio de 2020

Periodista


Periodista es quien siente o necesita hacer del ejercicio de la libertad de expresión una tarea periódica, y la ejecuta. Ese ejercicio puede ser remunerado o vivido como militancia entendiéndose como tal, los trabajos que encaramos buscando provocar un cambio social, alertando, explicando; en fin, difundiendo.
Periodista implica ser un observador curioso que combina la urgencia con la pausa necesaria para el proceso de análisis y verificación. Estamos en tiempos (quizás siempre fue así), que la velocidad y variedad de los cambios, llevan a que deba conocer una infinidad temática de las cuales, lógicamente, sabrá muy poco de cada una de ellas. Puede, inevitablemente tiene que aceptar su falta de conocimientos específicos sobre un tema dado, quedando ello salvado por lo que no puede soslayar, su honestidad.
El periodista tiene que apropiarse y corporizarse en los objetivos del periodismo, llevar adelante una prensa libre e independiente, facilitar el derecho a la información con una comunicación basada en el rigor metodológico, con pasión por el arte de cuestionar y por la artesanía de explicar. Debe sentir, como sostiene nuestro periodista Hugo Goncalvez, la adrenalina por la vorágine de la actualidad (saber estar), junto con el cuestionamiento si lo supo trasmitir (saber hacer).
Desde la aparición de los pasquines (recordado en este medio por el célebre Víctor García Acosta), el periodista se ha reinventado constantemente, usando las innovaciones tecnológicas para conocer, ampliar, verificar la información a la que ha accedido y cree que el público debe conocer. Entre los desafíos a los que se enfrenta el periodismo en la actualidad (repienso, quizás siempre fue así), esta en encontrar la manera de ganarle al discurso político y empresarial negador de hechos, muy institucionalizado en todo el mundo.
El periodismo no puede ser como otrora, controlado por los propios emisores de noticias debido al peso de su historia y prestigio. Sería ingenuo aquel que pretendiese ejercer como honesto periodista su libertad de explicación, desatendiendo la libertad de las empresas comunicadoras basadas en su control de los medios. Cómo explicar lo que sucede sin caer en nuestra historia reciente, plagada de fake new propaladas por profesionales, ha de ser el desafío.
La estructura actual de la comunicación ha cambiado con la aparición de las redes sociales, que disputan lo profesional sin el peso de contrastar las noticias, sin el peso de los códigos de ética. Las noticias falsas agigantan la denominada “grieta”, las noticias falsas aumentan la polarización. Cuando la gente no sabe en qué creer, la capacidad de los periodistas de explicarnos el qué sucede, se debilita y fortalece al poder. No podemos permitir que las compañías privadas o los gobiernos decidan lo que la gente debería conocer, pero ¿Qué hacer para que las publicaciones se ajusten a conseguir la máxima relación entre lo que se ve, se conoce, y se difunde?
La libertad de expresión incluye el derecho a recibir y a impartir información sin interferencia. Pedir a las propias redes que se encarguen de verificar lo que en ellas se publica, es jugar con la posibilidad de censura. La democracia se alimenta de pluralismo, y se debilita por la censura privada o pública.
Solo los consumidores pueden marginar las noticias falsas, y para que pueda alcanzarse este deseo, el público tiene que tener más y más acceso a la educación, y más y más acceso a la pluralidad. Punto este, en que se acrecienta el rol de los mediosregionales y sus periodistas.
A todos ellos, los que nos permiten conocer responsablemente lo que sucedió y lo que puede pasar, a nuestros queridos periodistas: ¡Feliz día!


Por: Juan Carlos Ramirez Leiva

martes, 28 de abril de 2020

29 de abril


Un grupo de amigos, entre los que se encontraba Domingo Faustino Sarmiento y su paisano, el Dr. Ignacio Lucas Albarracin, decidieron iniciar acciones concretas para evitar lo que para finales del S XIX era ya un hecho, el maltrato creciente hacia los animales y la extinción de algunas especies. Fue así como se creó la Sociedad Argentina Protectora de Animales.

El Dr. Albarracín se desempeñó como secretario y luego le sucede en el cargo de presidente a Sarmiento. Presidió la entidad durante cuarenta y dos años, tiempo en que sostuvo la lucha por la defensa de los animales. Logró que se sancionara la Ley 2.786 de Protección de los Animales, la que fue promulgada el 25 de junio de 1.891, persiguiendo el objetivo de prevenir su maltrato y evitar la caza.
El Dr. Albarracin falleció el 29 de abril de 1.926, y en honor a su sostenida lucha en defensa de los animales, la Sociedad Protectora eligió esta fecha para conmemorar el Día del Animal.
La Liga Internacional de los Derechos del Animal la adoptó en 1.977 proclamando un año después, la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, posteriormente también aprobada por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
No creo que este de más recordar que hay mascotas humanizadas como también hubo en Argentina, quienes perdieron su condición de humanos y se transformaron en animales depredadores, como aquella Junta Militar que un 29 de abril de 1983, dio por muertos a todos los desaparecidos en el genocidio que denominaron "guerra sucia”.


Juan Carlos Ramirez Leiva

jueves, 2 de abril de 2020

Esposas e hijos de veteranos de Malvinas


Mi esposo, Fernando Alturria, es un veterano de guerra. Era cabo del ejército cuando le toco ir desde Mercedes (Corrientes); con 17 años tuvo siete hombres a cargo y fue uno de los primeros en caer prisionero. Son héroes contemporáneos que no fueron reconocidos cuando termino la guerra, los trajeron escondidos a Campo de Mayo y se les prohibió que hablaran de Malvinas; por años fueron ignorados.
Las secuelas de Malvinas provocó, por ejemplo, muchos casos de divorcio. Por años en casa no se escuchaba música en inglés, ni se consumía nada británico. Nosotros tenemos cinco hijos, y ellos también son héroes. Les ha tocado a los hijos de los veteranos, encontrar al papá llorando en algún rincón, debajo de la mesa, debajo de la cama. Secan sus lágrimas, se bancan al papá, al que llora como un niño, el que a veces incluso hasta puede ser agresivo. Los hijos también son héroes.
Los veteranos no siempre pueden hablar de lo que les pasó en las islas, pasó mucho tiempo antes de que en una charla que estaban dando, me enterase que él fue elegido por los ingleses para integrar el grupo que recogió los restos de los caídos en combate, los restos de sus compañeros.

Juan Carlos Ramirez Leiva

viernes, 27 de marzo de 2020

Día Internacional del Teatro


En 1961, el Instituto Internacional del Teatro de la UNESCO decidió organizar una jornada internacional para celebrar la dramaturgia y tras una reunión en Helsinki, resolvieron iniciar esta tradición el 27 de marzo de 1962. La elección de la fecha se debió a que, desde 1954, el 27 de marzo iniciaba la temporada en el Teatro de las Naciones de París, evento con el que se pretendía lograr una comunión entre países, finalizada la Segunda Guerra Mundial. El objetivo de declarar un Día Internacional del Teatro era dar a conocer el mundo de las artes escénicas a más personas.
Desde entonces, cada año se elige a una figura teatral prestigiosa para compartir un mensaje sobre este arte, la cultura y la paz. El mensaje es leído antes de los actos del Día Internacional del Teatro en cientos de salas alrededor del mundo, y es traducido a más de veinte idiomas. Este año fue elegido el dramaturgo pakistaní Shahid Nadeem, quien sostuvo que ya es hora de: “recuperar la relación simbiótica entre el artista y el público, el pasado y el futuro. Hacer teatro puede ser un acto sagrado y los actores pueden convertirse en los avatares de los roles que desempeñan.” Normalmente en nuestro país, se elige entre los artistas a quien va a leer ese mensaje, pero la cuarentena parece que los ha hecho olvidar de ese evento.
Ezeiza es tierra de artistas, sin más, podemos aventurar que Villa Guillermina es la cuna de artistas locales ya que allí nacieron, vivieron o pasaron el Paz Martínez, Sabú, Sandro; poetisas como Elsika, musiqueros como Marcelo Videla o Carlitos Renoldi, por acotar la lista.
Ezeiza ha contado y cuenta, con grandes actores y directores que han deleitado a nuestros paisanos a través del tiempo. Vale recordar que el grupo de teatro Amistad desarrollaba sus actividades en el Club Atlético Ezeiza y que, festejando el aniversario del club en 1939, estrenaban la obra “La fortuna de Anchorena”, con la actuación estelar de Libertad Lucinda Álvarez (fuente: Las vacas vuelan).
Nuestros respetuoso y agradecido aplauso a todos ellos.

Por: Juan Carlos Ramirez Leiva

jueves, 19 de marzo de 2020

Confundiendo los efectos


Nos ha sorprendido a todos el desmesurado acopio familiar de papel higiénico, a raíz de la cuarentena declarada. Pensaría uno que el fenómeno ocurrió sólo en Argentina, pero no; Nueva Zelanda, Japón, Estados Unidos, Reino Unido, y en España, han tenido que racionar la venta de este producto sanitario por la escandalosa demanda. En Australia una persona sacó un cuchillo durante una disputa por rollos de papel y en Hong Kong, unos ladrones asaltaron un supermercado a punta de pistola para robar una entrega.
El director de IE Business School, sostuvo que: “Una situación de confinamiento a largo plazo genera dudas de cuánto voy a necesitar, pero sobre todo también de miedo a que se acabe el producto. Acumular rollos de papel higiénico no es necesario para vivir, pero sí para asegurarse que no se va a caer en ciertos estándares de vida no recomendables.” Queda claro que muchos temen que, en estos tiempos alterados, regresemos a la época pre papel higiénico y, debamos recurrir a la bondadosa lechuga, trapos, pieles, césped, hojas de coco o de maíz. Los griegos se aseaban con trozos de arcilla y piedras mientras que los romanos se servían de esponjas amarradas a un palo y empapadas en agua salada. Los primeros en crear y utilizar papel higiénico fueron los chinos, quienes en el S II a.C. ya habían diseñado un papel para el aseo íntimo. En 1857 comenzó la comercialización de láminas de papel humedecido con aloe (papel medicinal de Gayetty), y para 1880 los hermanos Edward y Clarence Scott ya vendían papel enrollado, tiempos en que se consideraba inmoral y pernicioso su exposición a la vista del público.
Buscando explicaciones, encontramos que desde la Universidad Tecnológica de Queensland especulan que como se usa para ordenar y limpiar, el papel higiénico es una forma de mantener el control en tiempos de crisis; explicación válida para algunas sociedades pero no para nuestros paisanos, expertos en supervivencia. Desde la Univ. de Melbourne sostienen que representa comodidad y seguridad y que, como por su costo es accesible, permite pensar que se está haciendo algo ante la amenaza. Con mayor tino, es posible creer que la gente está asustada y se conforta comprando lo que creen que necesitan y uno de estos artículos es papel higiénico. Otra razón es porque no hay sustitutos, si no hay papel es frustrante.
Como los paquetes ocupan mucho espacio, si fortuitamente desaparecen queda un gran vacío en los estantes y ello asusta. Puede ser temor a perderse algo, “miedo a qué pasará si me falta lo que otros tienen”. Sostiene Nikita Garg (Univ. de Gales): "Pensamos que, si alguien está comprando algo en masa, es que detrás tiene que pasar algo". Las situaciones anómalas hacen que las compras tengan un componente más emocional que racional.
Los argentinos desconfiamos tanto de nuestras autoridades que por las dudas tomamos drásticas decisiones, aunque sean irracionales, como en este caso la desmesurada compra de papel higiénico, salvo que se hayan equivocado en la comprensión de los efectos colaterales del virus COVID-19.

Por: Juan Carlos Ramirez Leiva