lunes, 28 de agosto de 2017

Nace Clarín

Roberto Noble, platense nacido en 1902, se interesó por la política desde la secundaria; militó en Spartacus, grupo de izquierda en la Facultad de Derecho de la UBA; fue diputado por el socialismo independiente y en la segunda mitad de la década de 1930 fue ministro de gobierno del conservador Manuel Fresco. Había prontamente pasado de la izquierda, a promover el golpe de 1930; de diputado socialista a ministro de un gobierno conservador con vinculaciones fascistas; de abogado a estanciero. En 1940 se retiró de la política partidaria pero luego pretendió volver creando su propio diario el 28 de agosto de 1945: Clarín.
Para esa construcción era necesario lectores; y lo logró con un formato fácil de maniobrar, buen precio, color en tapa y que podía leerse mientras se fumaba o se tomaba un café. Un diario generalista, con una buena sección Deportes, ideológicamente flexible. Cuando el peronismo expropia La Prensa en 1951, a diferencia de La Nación, Clarín no se pronuncia y capta al poco tiempo sus avisos clasificados que le permiten incorporar lectores y mejorar sus finanzas.
En 1945 hizo campaña contra Perón pero tras las elecciones de febrero de 1946 fue el primer diario en reconocer su victoria electoral y adhirió con énfasis a la agenda de gobierno. Sólo durante los días que precedieron al derrocamiento se reconvirtió antiperonista; al advertir el cambio Perón ordenó el cierre de Clarín, pero no llegó a hacerse efectivo. El autor del libro que reseño, Martín Sivak,  documentó los acuerdos con Raúl Apold, subsecretario de Informaciones, del aprovechamiento de la clausura de La Prensa para captar el negocio de los clasificados y de los viajes que Noble se mandaba por Europa con visitas al general Franco, tours por cabarets, cenas fastuosas con la nobleza y traficantes, performances en bailes y derroche de galantería; pagó para que un arzobispo de Buenos Aires lo casara en una ceremonia privada en su dúplex sobre las Galerías Santa Fe, y su avioneta particular cubría la ruta Punta del Este-Buenos Aires-Punta del Este para que en sus platos de pasta no faltaran los fideos al huevo argentinos.
Entre las curiosidades del primer número se encuentra que una parte del papel para imprimir se la proveyó Cabildo, el diario nacionalista de Fresco financiado por el Tercer Reich. Noble no figura como Director sino que esa tarea es delegada a Norberto Ezeiza (pág. 3), capataz de su estancia La Loma.
Tras la Revolución Fusiladora, Clarín pidió a los usurpadores del poder que  los indemnizaran con 4 millones de dólares por los supuestos perjuicios que le ocasionó el peronismo. Se acomodó a la coyuntura para apoyar a la dictadura de Eduardo Lonardi y luego la de Pedro Eugenio Aramburu, obteniendo beneficios impositivos y crediticios. A partir de 1957 Clarín se transformó en la voz del desarrollismo encarnado por Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio, buscando demostrar coherencia ideológica con Mariano Grondona y los mandos de las Fuerzas Armadas.
En 1969 fallece Noble, tras desplazar de la herencia a su hija Guadalupe (tenía diez años) y dejar el diario en manos de Ernestina Herrera. Advierte el autor que su foto con Videla explica una parte de la historia” pero que el camino que le "permitió llegar a Papel Prensa empezó en el despacho de Noble en octubre de 1969". Desde entonces y hasta principios de 1982, Clarín se posiciona como desarrollista. Cuando Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto despiden a los frigeristas, iniciaron su expansión empresarial.

Juan Carlos Ramirez Leiva.
Nota: Elaborada a partir de reseñar el primer tomo de M. Sivak y de notas propias.

miércoles, 2 de agosto de 2017

Despistados.

Nos, los despistados, tenemos cosas tan importantes en las que pensar que olvidamos cuestiones secundarias, como la fecha de los cumpleaños o herencias millonarias. Según he leído, perdemos varias cosas por día: el paraguas, el teléfono o las llaves, las que a veces no las perdemos, sólo que la dejamos del lado de afuera de la puerta.
Quién no ha perdido alguna vez el colectivo, el tren o un avión (después de todo parece algo normal, las autoridades perdieron una avioneta hace una semana y todo bien). Todos nosotros hemos perdido libros que hemos prestado, y las biromes, quién no las ha perdido por docenas, si hasta he pensado encadenarlas a mi mano. No me avergüenza decir que a veces he perdido el hilo de la conversación y quien no; si es un hilo es finito y yo no veo sin anteojos (lo que me recuerda que a veces lo pierdo y ningún drama, suelen estar sobre mi propia cabeza). He perdido peso pero no me preocupa, los recupero y amplío el finde en asado con los amigos, con aquellos que torna agradable perder… el tiempo. Aunque a veces, entre tinto y tinto, uno pierde la dignidad.

No solo a mí se me pierden las cosas, mis amigos a veces me pierden y casi siempre coincide cuando me pongo a contar cuentos, de esos de los que me olvido el final. Nunca he perdido una cuenta off shore y eso es preocupante pues al paso que voy, difícil que pueda tener una y agregarla a mi colección. Sé que me falta perder algo pero no tengo apuro, la esperanza es lo último que se pierde. Solo me preocupa algo, saber cuándo y dónde he perdido mi jopo, mi hermosa melena enrulada.

Basado en una idea de J. Rubio Hancock. Dedicado a C.A.R.