miércoles, 15 de septiembre de 2021

¡Fiesta!

Los que transitamos nuestra séptima década, valoramos y disfrutamos del democrático ejercicio de emitir nuestro voto. Don Hipólito Yrigoyen abrió el camino a la expresión de las clases populares que Domingo Perón empoderó en su máxima expresión, pero no fue fácil sostener ese mecanismo de convivencia. Los Libertarios del 55, las luchas contra Onganía y sucesores, la agonía del 76 y la desesperación de Balbín para salvar la democracia, y sobrevivir a la dictadura genocida, nos permite valorar como la gran fiesta cívica, que lo es, el de que todos disfrutemos la soñada igualdad ciudadana. No importa credo, instrucción, riquezas ni coherencias: un ciudadano igual un voto. El artículo 16 de nuestra Carta Magna in factun: todos somos iguales ante la ley.
Las luchas rememoradas foguearon y nos forjaron en la Resistencia, en el de aceptar que “ir perdiendo” no significa ser derrotados ya que integrar el oficialismo o la oposición es a lo que se aspira para difundir y discutir ideas. Desde la recuperación de la Democracia, con la que se come y cura, hemos asistido a 22 comicios, 20 entre elecciones presidenciales y legislativas, una Consulta Popular (1984) y una Convención Constituyente (1994). Todas ellas trajeron alegrías y desencantos pero, todas representaron una nueva esperanza.
Las recientes PASO y sus resultados, representa la satisfacción de los que hicieron las cosas bien, de que se les reconoce lo actuado; representa que deberán escuchar más y proceder mejor para seguir teniendo el honor de ser elegidos por los conciudadanos; representa que como legisladores serán la voz de las minorías; representa quizás, que no se supo explicar o convencer a la ciudadanía de que eran necesario otros abordajes, otros caminos.
En noviembre llevaremos a cabo la culminación de esta previa. Elegiremos representantes que deberán deliberar en nombre de nuestro pueblo, tal como lo establece el artículo 22 de nuestra Constitución Nacional. Siempre la idea será avanzar por nuevos derechos (como lo soñó Palacios, como luchaban los protagonistas de La Noche de los Lápices), y consensuar nuevas obligaciones en contrapartida. Entonces el sol democrático, seguirá iluminándonos.

Juan Carlos Ramirez Leiva