sábado, 8 de marzo de 2014

Comenius

En Uhersky Brod, Moravia, nació Jan Amos Komensky el 28 de marzo de 1592. De familia protestante, quedo huérfano desde pequeño pero ello no le impidió ser ordenado sacerdote en 1616. Las masacres de la guerra entre católicos y protestantes lo llevaron al exilio, durante el cual fallecieron su mujer y sus dos hijas. Para 1628, era profesor de música y latín en el gymnasium (liceo) de la ciudad de Leszno, Polonia. Latinizo su nombre y pasó a ser conocido como Comenius.
Las atrocidades que presenció durante los enfrentamientos religiosos, llevaron a que este teólogo protestante, humanista, comprometido y testigo de las miserias de su época, lo llevaran a pensar que la única salida se encontraba en darles una nueva educación a los niños. Deseaba que todos tuvieran acceso a la educación, el camino para convertirse en hombres de buena voluntad que sólo aspirarían a la paz.
Comenius propuso estimular capacidades que conduzcan a justos razonamientos.  La primera etapa consistiría en la adquisición del lenguaje y aunque no descuido el latín, puso énfasis en la lengua materna. Inventó el libro escolar ilustrado en 1653; su Orbis pictus sensuali (El mundo visible en dibujos), se editó hasta 1845.
Retomó conceptos planteados por Rabelais un siglo antes, insistió en la diversidad del saber, y estableció un método pedagógico sintetizado en un decálogo. Reclamaba escuelas en todas partes, las que debían adaptarse al bienestar y a la salud del niño; prohibía los castigos corporales, y no se tendría en cuenta el origen del niño, ya que su pedagogía estaba inspirada en Dios, no podía haber discriminación, concepto que abarcaba a las mujeres. En 1657 se publico en Amsterdam, la primera edición integral de sus obras en latín, la Ópera didáctica, en donde sentó las bases de la Ciencia de la Educación.
.El Humanismo de Comenius se apoyaba en su fe y pretendía dar nacimiento a generaciones de hombres capaces de despreciar el mal. Inventó la pedagogía. Falleció en Amsterdam, en 1670; el historiador Jules Michelet lo consideró el Galileo de la educación.
Pese a pasaron más de cuatro siglos de su nacimiento, los diez preceptos de la pedagogía de Comenius tienen vigencia. Tanta, que avergüenza que no lo hayamos podido poner en práctica.
  1. Empezar a trabajar temprano antes que el espíritu sea corrompido (o levantarse temprano);
  2. Iniciar con una preparación del espíritu (o reflexionar, meditar);
  3. Ir de lo general a lo particular;
  4. Ir de lo fácil a lo difícil;
  5. Hacer los trabajos escolares menos pesados para todos;
  6. Avanzar lentamente en todo orden de cosas;
  7. Permitir al espíritu que haga lo que desee emprender por sí mismo en función de su edad y su método (retomado por el Maestro Iglesias);
  8. Empezar por darle sentido a todas las cosas (Maestro Iglesias);
  9. Y mostrar su utilidad inmediata;
  10. Siempre seguir un mismo método.

Por: Juan Carlos Ramirez.

domingo, 2 de marzo de 2014

¿Hay equipo?

No ignoramos las ventajas de trabajar en equipo, cuando diseñamos estrategias para un mejor desempeño. Sin embargo, a la hora de poner esta propuesta en marcha o al momento de evaluar logros, encontramos que a veces no hicimos un uso adecuado de esta herramienta de gestión, o sencillamente, no formamos un equipo sino tan solo un grupo.
El modelo Taylor dejó de ser eficiente, ya no basta con el principio básico de buscar el “hombre correcto para el puesto correcto”, en donde el director tiene el control de la información y los docentes solo tienen accesos parciales a las razones de las directivas. Tampoco podemos desentendernos del resultado de las interacciones humanas, ni solo usufructuar las ventajas de los acuerdos ignorando ex profeso las contrariedades de los desencuentros.
En un mundo que ha globalizado y facilitado la difusión de conocimientos, ya no es imprescindible que el director lo sea por conocer más, sino porque sabe como generar más conocimientos, y esto se realiza a través de las ideas, en el esfuerzo creativo y de reflexión. Por tanto, ampliar la base de quienes tienen la responsabilidad de generar estrategias para enfrentar los desafíos cotidianos, es apropiado.
El resultado positivo del trabajo colectivo, implica el logro de superar divergencias relacionando las inteligencias individuales para inscribirlas en una dinámica colectiva común. Quien dirige debe compartir información, igual que los integrantes del equipo, quienes además, todos, tendrán que analizarla cooperativamente. Esto implica que los integrantes del equipo de conducción deben poseer habilidades de relaciones interpersonales con adecuados desarrollos emocionales; crear ambientes facilitadores de confianza, y superar mezquindades.
Superar el pensamiento único implica que los que asumimos responsabilidades de conducción, tenemos que atender la diversidad, la diferencia. Tenemos un uso muy limitado del concepto de construcción a partir de los desacuerdos, y ese es uno de los escollos más difíciles de superar porque el liderazgo ha de ser cooperativo, es decir, compartido, tanto las responsabilidades  como los logros del trabajo colectivo. Las discusiones tenderán a ser abiertas, trabajando y decidiendo conjuntamente, respetando una disciplina básica. Todo apuntara al compromiso, confianza, y responsabilidad.
Compartir los desafíos provoca menores tensiones, las decisiones encuentran una menor resistencia, se amplía la base de la responsabilidad en la búsqueda de alternativas para el problema a resolver, se cuenta con mayores conocimientos/información, es más gratificante al conseguirse mejores resultados; nos integra.
El objetivo del trabajo en equipo es incentivar inventivas, ensayar alternativas con esfuerzos mancomunados y espíritus solidarios. El esfuerzo mayor seguramente estará en el armado y puesta en práctica de un modelo de relaciones que integre capacidades y necesidades, que permita soñar, crear, y sentir que se es capaz de crear un mundo más satisfactorio para todos.

Juan Carlos Ramirez