jueves, 19 de marzo de 2020

Confundiendo los efectos


Nos ha sorprendido a todos el desmesurado acopio familiar de papel higiénico, a raíz de la cuarentena declarada. Pensaría uno que el fenómeno ocurrió sólo en Argentina, pero no; Nueva Zelanda, Japón, Estados Unidos, Reino Unido, y en España, han tenido que racionar la venta de este producto sanitario por la escandalosa demanda. En Australia una persona sacó un cuchillo durante una disputa por rollos de papel y en Hong Kong, unos ladrones asaltaron un supermercado a punta de pistola para robar una entrega.
El director de IE Business School, sostuvo que: “Una situación de confinamiento a largo plazo genera dudas de cuánto voy a necesitar, pero sobre todo también de miedo a que se acabe el producto. Acumular rollos de papel higiénico no es necesario para vivir, pero sí para asegurarse que no se va a caer en ciertos estándares de vida no recomendables.” Queda claro que muchos temen que, en estos tiempos alterados, regresemos a la época pre papel higiénico y, debamos recurrir a la bondadosa lechuga, trapos, pieles, césped, hojas de coco o de maíz. Los griegos se aseaban con trozos de arcilla y piedras mientras que los romanos se servían de esponjas amarradas a un palo y empapadas en agua salada. Los primeros en crear y utilizar papel higiénico fueron los chinos, quienes en el S II a.C. ya habían diseñado un papel para el aseo íntimo. En 1857 comenzó la comercialización de láminas de papel humedecido con aloe (papel medicinal de Gayetty), y para 1880 los hermanos Edward y Clarence Scott ya vendían papel enrollado, tiempos en que se consideraba inmoral y pernicioso su exposición a la vista del público.
Buscando explicaciones, encontramos que desde la Universidad Tecnológica de Queensland especulan que como se usa para ordenar y limpiar, el papel higiénico es una forma de mantener el control en tiempos de crisis; explicación válida para algunas sociedades pero no para nuestros paisanos, expertos en supervivencia. Desde la Univ. de Melbourne sostienen que representa comodidad y seguridad y que, como por su costo es accesible, permite pensar que se está haciendo algo ante la amenaza. Con mayor tino, es posible creer que la gente está asustada y se conforta comprando lo que creen que necesitan y uno de estos artículos es papel higiénico. Otra razón es porque no hay sustitutos, si no hay papel es frustrante.
Como los paquetes ocupan mucho espacio, si fortuitamente desaparecen queda un gran vacío en los estantes y ello asusta. Puede ser temor a perderse algo, “miedo a qué pasará si me falta lo que otros tienen”. Sostiene Nikita Garg (Univ. de Gales): "Pensamos que, si alguien está comprando algo en masa, es que detrás tiene que pasar algo". Las situaciones anómalas hacen que las compras tengan un componente más emocional que racional.
Los argentinos desconfiamos tanto de nuestras autoridades que por las dudas tomamos drásticas decisiones, aunque sean irracionales, como en este caso la desmesurada compra de papel higiénico, salvo que se hayan equivocado en la comprensión de los efectos colaterales del virus COVID-19.

Por: Juan Carlos Ramirez Leiva

1 comentario:

  1. Mientras uno se entretiene con todo esto el dólar pasa de 76 a 89 pesos por ahora, te encierran te pueden ocupar las propiedades o no comes porque no podes trabajar. El 1 de abril te corren el vencimiento de un impuesto y listo. No es este el primer mundo señores dónde nos quedamos en casa y listo. La vida real sigue sin nosotros. No sé decreto feriado bancario. Cuando nos dejen volver a la vida seremos un 50 por ciento más pobres aún. Eso no le pasa al primer mundo. Despertemos no nos cuidan nos aniquilan y encima les damos las gracias

    ResponderEliminar