Nos
ha sorprendido a todos el desmesurado acopio familiar de papel higiénico, a
raíz de la cuarentena declarada. Pensaría uno que el fenómeno ocurrió sólo en
Argentina, pero no; Nueva Zelanda, Japón, Estados Unidos, Reino Unido, y en
España, han tenido que racionar la venta de este producto sanitario por la
escandalosa demanda. En Australia una persona sacó un cuchillo durante una
disputa por rollos de papel y en Hong Kong, unos ladrones asaltaron un
supermercado a punta de pistola para robar una entrega.
El
director de IE Business School, sostuvo que: “Una situación de confinamiento a
largo plazo genera dudas de cuánto voy a necesitar, pero sobre todo también de
miedo a que se acabe el producto. Acumular rollos de papel higiénico no es
necesario para vivir, pero sí para asegurarse que no se va a caer en ciertos
estándares de vida no recomendables.” Queda claro que muchos temen que, en
estos tiempos alterados, regresemos a la época pre papel higiénico y, debamos
recurrir a la bondadosa lechuga, trapos, pieles, césped, hojas de coco o de
maíz. Los griegos se aseaban con trozos de arcilla y piedras mientras que los
romanos se servían de esponjas amarradas a un palo y empapadas en agua salada.
Los primeros en crear y utilizar papel higiénico fueron los chinos, quienes en
el S II a.C. ya habían diseñado un papel para el aseo íntimo. En 1857 comenzó la
comercialización de láminas de papel humedecido con aloe (papel medicinal de
Gayetty), y para 1880 los hermanos Edward y Clarence Scott ya vendían papel
enrollado, tiempos en que se consideraba inmoral y pernicioso su exposición a
la vista del público.
Buscando
explicaciones, encontramos que desde la Universidad Tecnológica de Queensland
especulan que como se usa para ordenar y limpiar, el papel higiénico es una
forma de mantener el control en tiempos de crisis; explicación válida para
algunas sociedades pero no para nuestros paisanos, expertos en supervivencia. Desde
la Univ. de Melbourne sostienen que representa comodidad y seguridad y que,
como por su costo es accesible, permite pensar que se está haciendo algo ante
la amenaza. Con mayor tino, es posible creer que la gente está asustada y se
conforta comprando lo que creen que necesitan y uno de estos artículos es papel
higiénico. Otra razón es porque no hay sustitutos, si no hay papel es
frustrante.
Como
los paquetes ocupan mucho espacio, si fortuitamente desaparecen queda un gran vacío
en los estantes y ello asusta. Puede ser temor a perderse algo, “miedo a qué
pasará si me falta lo que otros tienen”. Sostiene Nikita Garg (Univ. de Gales):
"Pensamos que, si alguien está comprando algo en masa, es que detrás tiene
que pasar algo". Las situaciones anómalas hacen que las compras tengan un
componente más emocional que racional.
Los
argentinos desconfiamos tanto de nuestras autoridades que por las dudas tomamos
drásticas decisiones, aunque sean irracionales, como en este caso la desmesurada
compra de papel higiénico, salvo que se hayan equivocado en la comprensión de
los efectos colaterales del virus COVID-19.
Por:
Juan Carlos Ramirez Leiva
Mientras uno se entretiene con todo esto el dólar pasa de 76 a 89 pesos por ahora, te encierran te pueden ocupar las propiedades o no comes porque no podes trabajar. El 1 de abril te corren el vencimiento de un impuesto y listo. No es este el primer mundo señores dónde nos quedamos en casa y listo. La vida real sigue sin nosotros. No sé decreto feriado bancario. Cuando nos dejen volver a la vida seremos un 50 por ciento más pobres aún. Eso no le pasa al primer mundo. Despertemos no nos cuidan nos aniquilan y encima les damos las gracias
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