Y llegué a Ezeiza
en un día cualquiera;
y con una consigna:
volverme cuando pueda.
Mas, un día fue la tierra,
otro día fue el sol,
el cielo era más ancho,
los jardines con flor.
Tomaba yo las flores
que estaban tan a mano
y a mi madre llevaba
un colorido ramo.
Aquí se han criado
mi hijo y mis nietos;
aquí velé a mis muertos.
Ezeiza...¡Aquí me quedo!
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