domingo, 26 de diciembre de 2010
Marx baja por la chimenea
Felices Navidades para todo el mundo/Papá llegó borracho/como de costumbre… (“Dulce Navidad”, Attaque 77).
Cuando a los nueve años yo caía hipnotizada por la seguridad que me prometía el protestantismo, mi mamá encendía un cigarrillo y las volutas de humo escribían en el aire: “La religión es el opio de los pueblos”. Al cumplir quince me calcé una pollera larga hasta el piso teñida al batik con la técnica casera de los nudos y en un concierto de David Lebón en el Auditorio Kraft ofrendé mi devoción al Gurú Maharaj-ji.
Mi libro fetiche, Mujercitas , cuyos primeros párrafos aprendí de memoria con reverencia protopolítica (y era un asunto político, ya que de algún modo preconsciente constituía un grito de guerra al marxismo familiar), comienza en Navidad. “Esta Navidad no será Navidad sin regalos, murmuró Jo, tendida sobre la alfombra. ¡Es tan triste ser pobre! suspiró Meg, echando una mirada a su vestido viejo”. Toda una anticipación del capitalismo salvaje.
Desde que las comunidades utópicas de mis padres fallaron (y es una verdadera pena), no nos quedó absolutamente nada. “La Navidad es más Navidad en el Shopping”, leí en un cartel de la autopista 25 de Mayo que cruza el nuevo asentamiento urbano en Retiro. Oh, sí. Nos quedó el shopping center.
El dinero es un instrumento, gritan Umberto Eco y Woody Allen, ¡no es un valor! Sin Dios, ¿cómo aceptar que vamos a morir? De eso se trata la Navidad. El dinero puede hacer muchas cosas, pero no te reconcilia con la idea de tu propia muerte. Por ahora la religión es lo único que nos provee esperanza, ¡pero no creemos! Y esto es lo que me hace aferrarme a Mujercitas y a los villancicos. Seamos prácticos: ¿qué clase de liberación es renunciar a un absurdo que es lógico y coherente para abrazar otro que es ilógico e incoherente? ( Retrato del artista adolescente , James Joyce) La obstinación de la infancia en creer en ese Carlos Marx inmortal vestido con traje de River Plate que baja por la chimenea es sólo una “pantalla” (como Pierre Raptis). Un artificio, como los fuegos. La verdadera creencia reside en el otro viejo de barba blanca que se encuentra más allá del Polo Norte. En el Más Allá. Festejamos la Navidad sólo para experimentar un instante de eternidad, aunque sea bajo los efectos narcotizantes del alcohol en una Nochebuena en la que no creemos.
Fue en Buenos Aires, años después de la visita del trotskista francés a Montevideo, en el piso dieciséis de un departamento de la avenida Paseo Colón con vista a un río tan amargo que a nadie se le hubiera ocurrido decirle mar, donde una de mis madrastras me mostró cómo pasan la Navidad las familias normales. Yo ya no creía en Papá Noel y no hubo fuegos artificiales ni papeles plateados ni arrebatos místicos. Pero la comida estuvo fabulosamente buena.
Por Laura Ramos (Clarin; 26/12/2010)
Nota del editor: por cuestiones estrictamente de espacio, no se han incluido los primeros 3 párrafos.
lunes, 13 de diciembre de 2010
El cuento de la infancia
La fiestita de cumpleaños representaba el placer de sentir que el mundo entero giraba en torno de uno. Romper desesperadamente el papel de los regalos, ese papel que a lo sumo, con gran modernidad podia tener cuadraditos o círculos pequeños, y descubrir un juguete o, para mi desilusión, una poco deseable colonia Polyana o la eterna ropa interior de algún pariente que olvidó su propia niñez.
El último boletín del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, de la UCA arrojó que en el 2009 dos de cada diez niños de entre uno y cuatro años no festejó su cumpleaños. Un dato menor. Pero en el imaginario de los niños tiene el peso de las grandes cosas. De esos diez niños, durante todo 2009 hubo seis pequeños -en los territorios de la pobreza- a quienes tampoco se les leyeron cuentos ni narraron historias. Quizás sea tiempo de preguntarse cómo se construye la infancia.
Hubo seis chicos de los arrabales que jamás escucharon historias de niños. Y nadie les dijo que la vida se construye con los sueños y las palabras dulces y tiernas. De saber todo aquello que no hay que saber. Seis de cada diez crecen más allá de las fronteras de una vida con derechos de saber que existe un cuento en el que un árbol gigante les hace cosquillas en la panza a los cachorros y que se ríen hasta que duele. Un cuento en el que nadie olvida que ese día un niño cumple años. En el que todos le cantan y soplan las velitas con él y lo aplauden. Un cuento donde por un ratito nadie lo olvida. Un cuento donde es el protagonista. Un cuento que no fue escrito y que todavía, en alguna esquina cualquiera, nos está esperando.
Por Claudia Rafael. En: Periódico La 205 (8/12/2010)
viernes, 8 de octubre de 2010
Volver a Florencio Sanchez
No son horas.
La clase media argentina, tradicional reserva de talentos que ha producido a Domingo F. Sarmiento, a Juan B. Alberdi, a Juan B. Justo, a René Favaloro, a Luis Sandrini, a Ricardo Lorenzetti, a Gerardo Sofovich, debe buscar en sus entrañas y lanzarse a una profunda mutación.
De vuelta al estudio, el trabajo, el ahorro. Como ha sido siempre, antes.
Los adolescentes no tienen ninguna necesidad de bailar. No es uno de los derechos humanos. La prueba está en que, si se le impide dormir a una persona, enloquece y muere. En cambio, se lo deja sin bailar y sigue contento y feliz. No pasa nada.
Si los teenagers quieren reunirse, pueden hacerlo en las casas de familia, como ha sido siempre. Con la música bajita, porque los vecinos descansan. Sin fumar ni beber. Hasta las doce de la noche. Y después, a dormir. ¿Cuál es el problema? Dormir es sano y necesario, porque mañana hay que levantarse a las 8 para jugar al rugby, o al hockey, o al fútbol, o repasar una materia. Como ha sido siempre y como sigue siendo en países serios como Canadá, Japón o Inglaterra.
¿Que la industria de la noche es un negocio lícito y produce ganancias importantes? Perfecto, que los señores de la noche hagan su negocio, como hasta ahora. Pero sólo para adultos. Que llegan en su auto y, si quieren, con su chofer. Por mí pueden emborracharse hasta quedar catatónicos: pero entre cuatro paredes y siendo mayores de 21 años. En la calle y manejando: no.
Nuestros hijos no deberían alquilar una Combi (en realidad, la pagamos nosotros) para llegar al boliche a las 2 de la mañana con la sagrada misión de "cagarse de risa" hasta las 5 y media. Es una locura. Es tentar a la desgracia. No lo permitamos.
La verdad que no confesamos es que nuestros hijos de 15 años salen de noche y beben aunque esté prohibido, porque existen "salones de fiestas" que son discotecas encubiertas, y en nuestro medio es fácil burlar la ley. Sobre todo si los padres no sabemos decir que no, cuando nuestros encantadores mocosos nos rezongan que "todos tienen permiso", "todos van", "todos lo hacen", "soy el único tarado", "soy la única pavota". Entonces, todos los viernes y sábados hay un cumpleaños, una despedida, un fin de curso, un recital, una fiesta del colegio tal o del liceo cual. En resumen, los adolescentes borrachos y circulando por las rutas hasta el amanecer.
Los "viajes de egresados" son un invento maldito. Primero: los chicos no han egresado de ninguna parte. Apenas acaban de terminar malamente un año, y deben rendir materias. No están egresando. No tienen por qué viajar. Y menos a Bariloche u otros sitios, lejos del control de sus padres, con el exclusivo propósito de producir aturdimiento, ebriedades, desórdenes sexuales y destrozos en los hoteles. ¿Cuál es la idea y quién la instaló?
La verdadera fiesta de egresados es, originariamente, un hecho institucional: se trata de un acto en el cual los alumnos que terminan su secundario presentan a sus familias, reciben sus diplomas, se despiden del colegio y, a veces, bailan. Todo supervisado por el rector y los profesores. Punto.
La nocturnidad adolescente es una creación siniestra que lleva la marca argentina en el orillo, porque ninguna sociedad del mundo la permite. Ni los católicos, ni los socialistas, ni los neoliberales, ni los protestantes... ¡No hablemos de los islámicos!
Mediante la nocturnidad, hemos establecido que los jóvenes se van de sus casas, después de descansar un rato, a las dos de la mañana. Llegan como pueden a las proximidades de una discoteca. Por lo general, están borrachos al arribar a la puerta, debido a la simpática "previa". En esas largas filas de espera, hay chicas que venden "petes" o "besos por un peso", para pagar la entrada, otras que exhiben el documento de la hermana mayor para que las dejen pasar, y no faltan los muchachitos que vomitan en la vereda o caen desvanecidos. Frecuentemente, se pegan e insultan. A la salida, en la desbandada del amanecer, ocurren las desgracias.
De la juventud del "amor y paz", sonrisas alucinadas, pies descalzos, un porrito, el sonido de voces y guitarras, el sexo libre (pero sano y sin violencia) hemos pasado en pocos años a esta cabalgata de barras bravas, haciendo "pogo". Sin embargo, son las mismas edades adolescentes, con las mismas caras puras y cuerpos vírgenes. ¿Cómo fue? ¿Cómo hicimos la metamorfosis de "una chica moderna" a "un gato"?
Naturalmente, a la madrugada, los padres yacen desmayados en sus camas. Hoy día se trabaja mucho. No se les puede pedir a papá y mamá que arranquen el auto o pidan un remise a las 6 de la mañana para salir a campear a los hijos e hijas por los inmensos bailables del conurbano. Físicamente, no pueden. Se ha creado así un mundo aparte, un universo de adolescentes completamente separados de sus familias. El mundo del alba es uno, el de la noche es otro. Los chicos viven de noche y duermen de día. Duermen en el colegio, en la playa, en la iglesia y en sus casas. Duermen, duermen, duermen. Cuando despiertan, se sientan frente a la computadora, frotándose los pelos, a leer disparates, o se aferran al celular para enviar mensajes de texto donde todo se escribe sin hache y sin acento.
Cuando nosotros no estemos: ¿De qué van a vivir estos adolescentes, que a los treinta años todavía están meditando sobre "cual es mi verdadera vocación"? ¿Cómo se ganarán el pan, vendiendo drogas?
Hemos hecho un estropicio. Nosotros, los padres de clase media.
Dicen que toda persona tiene derecho a poseer un sueño. Yo, por de pronto, tengo el mío. Una juventud sana, que salga del ruido, la noche, la droga, la ignorancia y lo "divertido". Que se entregue al día, al silencio, al estudio, al deporte, a la cultura, a la familia.
Alguno me dirá que este es el mismo ideal de "Mi hijo el doctor", que escribió Florencio Sánchez en 1930. Sí, es lo mismo. ¿Alguien tiene una idea mejor?
Por: Lani Hanglin
sábado, 2 de octubre de 2010
Evita de Ezeiza
En los años ‘70 fue la Evita Revolucionaria, la que había dicho ''hay que armar a la gente'', aunque lo expresara en un contexto muy distinto. De esa Evita, el historiador Martorell recordaba un dato nunca confirmado: que llegó a comprar 5.000 pistolas y 1.500 ametralladoras al príncipe Bernardo de Holanda para crear milicias de la CGT. Era una cara del mito posible en los años de agitación e ideales, pero terminó enterrada en la tragedia de los 70.
Esta la Evita de Ezeiza, la que trabajo para que los fieles cristianos del Barrio Nº 1 Justicialista tuvieran la parroquia Nuestra Señora de Loreto; la que eligió, adquirió y donó las piedras preciosas que se hallan incrustadas en el Santo Tabernáculo de esa parroquia. Hay quienes recordaban verla pasear en coche con la cabellera al viento, o paseando a caballo, o tomada de la mano con el General Perón en tierras que luego serían nuestros queridos bosques, e incluso esta aquel que cree recordar que paso una Navidad junto a los obreros que construían nuestro magnífico aeropuerto. Como dejar de lado a la Evita de los niños, la que contribuyó a la felicidad de Luís, Ramón Villalba y Nilda y Miguel del Arco, enviándoles una pelota de cuero con tiento, camiseta, pantalones y medias de fútbol (“Las vacas vuelan”, de Patricia C. Faure).
Sin embargo, la Evita que hoy aquí queremos rescatar, es la ciudadana María Eva Duarte, la que peleó por ampliar la Democracia, la que impulsó la Ley del Voto Femenino. Justa ley que concretó uno de los derechos fundamentales de la mujer y que es esencial para la democracia, aprobada el 28 de septiembre de 1947.
Juan Carlos Ramirez
martes, 21 de septiembre de 2010
Leyenda sobre la segunda llegada del agua clara y fresca al arroyo Gimenez
Durante el atardecer es incesante el paseo de animales que vienen a asomar por el arroyo: el hocico lo que tienen hocico, pico los que tiene pico o simplemente la boca los que tienen sed; porque las aguas después de mucho tiempo han vuelto a ser claras y frescas para que beban todos los seres de esta tierra conocida. Además de refrescarse el pescuezo y las patas (y los patos, obvio), las alas, las escamas, las barrigas; algunos animales se zambullen haciendo "splash, splash" como los dos jóvenes que se agitan y chapotean tirándose agua el uno al otro.
El Dios Padre Sol atardece sobre las ruinas del viejo terraplén ferroviario, haciendo caminar su luz por la carcaza abandonada de los vagones, y de un brinco llegar y brillar sobre el asfalto desgastado y quebradizo de una ruta 205 semicubierta de cortaderas y otros pastizales para desembocar en el arroyuelo convirtiéndose en una catarata anaranjada que baja del cielo y colorea todo un poco más. A esta hora lejana, casi perdida, aparecen los dos jóvenes para jugar en secreto y a escondidas, lejos de la contaminación, porque en secreto y a escondidas se están redescubriendo como en un espejo, en las aguas del arroyo que han vuelto a ser claras y limpias.
Por: OASE. La nappe. Postizos símil historias, cuentos, poesías. Misiva Nº2; 2010.
sábado, 21 de agosto de 2010
El alfabetizador
Comentarios
Nice post and this enter helped me alot in my college assignement. Thank you on your information.
Lo agradable del posteo y sus entradas me ayudaron en mis asignaciones escolares. Gracias por su información.
martes, 10 de agosto de 2010
Luís Fortunato Iglesias. Maestro (1915- 2010)
Contaba que la escuela primaria de Tristán Suárez tenía solo hasta 4to. grado, y que fue la directora, la maestra Elvira Cándida Rodríguez, una mujer educativamente inquieta que venía de Quilmes, la que propuso: “Por qué no lo inscribimos en la Escuela Normal de Lomas", la que después fue el "Mentruyt".
Recordaba que en su pueblo no había bibliotecas ni libros, y que acompañaba a su padre a los trabajos (arreglaba cocinas, molinos, bombas, fue el herrero de lugar) con la intención de leer lo que encontrara. Sostenía que la búsqueda desesperada de libros había sido todo un drama en su infancia, y cuando ingresó al Normal y tuvo a su alcance toda la literatura, se fue enamorando de lo que sería su profesión.
Formó su biblioteca con libros que no costaban mucho, que tenían una base pedagógica pero como creía que: “El que sabe solamente pedagogía ni pedagogía sabe”, leía todo lo que podía adquirir en las librerías de viejo de la calle Corrientes. Sostenía, como Gorki, que tenía sus "universidades": el pueblo, la escuela Nº 4 de T. Suárez, la Esc. Normal de Lomas, la calle Corrientes, el teatro, el cine y desde luego todos los lugares donde había actos públicos.
Su carrera
Obtuvo el título de Maestro Normal Nacional en la Esc. Normal Nacional de L. de Zamora en 1935. Se desempeñó como Maestro, Director e Inspector de la Pcia. de Bs. Aires entre 1936 y 1966. Por doce años (1950-1962) fue Profesor contratado por la U.N. de La Plata; Consejero General de Educación (1980); Consultor de la UNESCO del Proyecto Nicaragua (1981); Fundador, Codirector y Director del Periódico "Educación Popular" (1961-1978); Profesor Titular del Instituto Varona (Cuba, 1995) y Profesor Adjunto del Instituto Pedagógico Latinoamericano (1995).
Fue distinguido con numerosos premios: en 1960 recibió la Beca UNESCO; Tercer Premio de Crítica y Ensayo otorgado por la Municip. de Bs. Aires (1979); Primer Premio Nacional de Ciencias de la Educación (1984); Premio A. Ponce otorgado por la Asociación Amigos de Aníbal Ponce (1985); Premio Konex 1986; Primer Premio de Educación otorgado por la Fund. Navarro Viola (1988) y Medalla por su defensa de la Escuela Pública otorgada por la Fund. Ricardo Rojas (1992). Por si le faltaran reconocimientos, la U.N. de L. de Zamora le otorgó el Dr. Honoris Causa, en 1994. Podríamos continuar con los homenajes que recibiera en vida, o los documentales, pero es historia reciente y el listado no agota las distinciones que recibió incluso en otros países latinoamericanos, donde hay escuelas con su nombre.
A partir de su labor como maestro único elaboró didácticas renovadoras que aún hoy son fuente inspiradora. Publicó: La escuela emotiva (Ensayo Pedagógico, 1945); Viento de Estrellas (Antología Creaciones Infantiles, 1942); La escuela rural unitaria (1957); Pedagogía creadora (1980); Didáctica de la libre expresión (1980); Aprendizaje vivencial de la lectura y la escritura (1987); Los guiones didácticos: Técnica para la conducción del aprendizaje (1988).
Maestro
En 1935 era el único hombre que se había recibido en Tristán Suárez, y fueron sus orgullosos amigos los que peticionaron para que lo nombraran en la Esc. Nº 6 de M. Grande. Allí fue maestro de primer grado durante dos años y luego lo trasladaron a la Nº 4 de T. Suárez. Fue por un reclamador discurso que hizo en un 25 de Mayo por el que las autoridades lo enviaron a la Escuela Rural Nº 11.
Creyeron castigarlo cuando en realidad le estaban abriendo el camino a la inmortalidad. Por veinte años fue maestro único, maestro unitario; en una escuelita que no tenía más que la campana y el pizarrón, y unos pocos bancos; lo demás lo construyó él. Fue maestro siempre de escuela primaria; allí encontró el material de vida.
Homenaje
Es difícil rendirles homenajes adecuados a quienes le debemos la práxis de la máxima de Sarmiento, la de que: “Educarse es simplemente ser un hombre libre”.
Nuestros maestros desarrollan su cotidiana y a veces desagradecida labor, sin que los impulse la sentencia de que enseñar es un ejercicio de inmortalidad (R. Alves). Sí están plenamente conscientes de la sentencia del filósofo I. Kant: “El hombre no es más que lo que la educación hace de él”.
El Maestro Iglesias no fue un hijo de dioses, no tuvo poderes extraterrestres, ni fue un iluminado. Fue un hombre responsable de su tiempo, comprometido con su sociedad, con la humildad de escuchar y entender qué y cómo necesitaban aprender sus alumnos, aceptando los desafíos de no contar con recursos necesarios, diseñando estrategias posibles para la trascendente misión de educar para ser mejores personas.
Falleció el 8 de agosto de 2010, casi a los 95 años. Hoy también él es Viento de Estrellas. De esas que nos iluminan a los docentes cuando la desesperanza nos invade.
Por: Juan Carlos Ramirez
Docente
martes, 20 de julio de 2010
El Matrimonio entre Católicos... ¿se debe permitir?
El catolicismo no es una enfermedad. Los católicos, pese a que a muchos no les gusten o les parezcan extraños, son personas normales y deben poseer los mismos derechos que los demás, como si fueran, por ejemplo, informáticos u homosexuales.
Soy consciente de que muchos comportamientos y rasgos de carácter de las personas católicas, como su actitud casi enfermiza hacia el sexo, pueden parecernos extraños a los demás. Sé que incluso, a veces, podrían esgrimirse argumentos de salubridad pública, como su peligroso y deliberado rechazo a los preservativos. Sé también que muchas de sus costumbres, como la exhibición pública de imágenes de torturados, pueden incomodar a algunos. Pero esto, además de ser más una imagen mediática que una realidad, no es razón para impedirles el ejercicio del matrimonio.
Algunos podrían argumentar que un matrimonio entre católicos no es un matrimonio real, porque para ellos es un ritual y un precepto religioso ante su dios, en lugar de una unión entre dos personas. También, dado que los hijos fuera del matrimonio están gravemente condenados por la iglesia, algunos podrían considerar que permitir que los católicos se casen incrementará el número de matrimonios por "el qué dirán" o por la simple búsqueda de sexo (prohibido por su religión fuera del matrimonio), incrementando con ello la violencia en el hogar y las familias desestructuradas. Pero hay que recordar que esto no es algo que ocurra sólo en las familias católicas y que, dado que no podemos meternos en la cabeza de los demás, no debemos juzgar sus motivaciones.
Por otro lado, el decir que eso no es matrimonio y que debería ser llamado de otra forma, no es más que una forma un tanto ruin de desviar el debate a cuestiones semánticas que no vienen al caso: Aunque sea entre católicos, un matrimonio es un matrimonio, y una familia es una familia. Y con esta alusión a la familia paso a otro tema candente del que mi opinión, espero, no resulte demasiado radical: También estoy a favor de permitir que los católicos adopten hijos.
Algunos se escandalizarán ante una afirmación de este tipo. Es probable que alguno responda con exclamaciones del tipo de "¿Católicos adoptando hijos? ¡Esos niños podrían hacerse católicos!".
Veo ese tipo de críticas y respondo: Si bienes cierto que los hijos de católicos tienen mucha mayor probabilidad de convertirse a su vez en católicos (al contrario que, por ejemplo, ocurre en la informática o la homosexualidad), ya he argumentado antes que los católicos son personas como los demás.
Pese a las opiniones de algunos y a los indicios, no hay pruebas evidentes de que unos padres católicos estén peor preparados para educar a un hijo, ni de que el ambiente religiosamente sesgado de un hogar católico sea una influencia negativa para el niño. Además, los tribunales de adopción juzgan cada caso individualmente, y es precisamente su labor determinar la idoneidad de los padres.
En definitiva, y pese a las opiniones de algunos sectores, creo que debería permitírseles también a los católicos tanto el matrimonio como la adopción.
Exactamente igual que a los informáticos y a los homosexuales
Por: Jorge Carlos Barberini
lunes, 5 de julio de 2010
Capitalismo y juventud
Todo lo que se hace en las ciudades de marchar contra la inseguridad es un absurdo porque la inseguridad es el propio corazón del capitalismo, desde la flexibilización laboral a la cajera del súper trabajando sin el sueño peligroso de un embarazo, pero también la inestabilidad de las bolsas, del salario, del arrastre en las crisis, o los vaivenes del rating como certificado de “calidad” de la cultura. El capitalismo odia hoy a los jóvenes porque no los necesita. Los odia porque necesita unos pocos y no sabe qué hacer con el resto, requiere de unos pocos jóvenes sabiendo que el resto se volverá violento contra él, percibiendo su exclusión.
Con el paso de la revolución industrial a la cibernética floreció una tecnología productiva capaz de provocar la absoluta abundancia. Pero se creó la abundancia superflua, se contaminó la Tierra, y la abundancia liberadora quedó postergada y enterrada más hondo. Los deseos de los jóvenes casi no provienen de ellos mismos sino de las empresas que financian a Tinelli, Susana y Mirtha quienes, a su vez, exigen castigo a los jóvenes con deseos creados por esas empresas. El Paraíso al que hoy se les invoca descendió del automóvil a la telefonía móvil. Con el coche viajaban, con el celular se comunican con Tinelli, Susana y Mirtha votando por cuál sueño que no les pertenece es mejor, y por cuál sueño que les pertenece se hundirá en uno imposible. También llamando al 2020. La autoestima se promueve por el tipo de celular que se posee. Si uno quiere ser el mejor, no tiene que ser ni el más solidario ni el más estudioso ni el más contestatario, debe tener lo máximo. Incluso el “tener para ser” está siendo abandonado por el “mirar para ser”. Si no viste a un Don Nadie en Tinelli hoy a la noche mañana no existís.
Los jóvenes pobres son los primeros que fracasan. Fracasa la educación que intenta enseñarles que dos celulares más dos celulares con cuatro. La escuela puede constituir resistencia, o bien domesticación e indiferencia. El capitalismo asegura que quiere lo mejor para la sociedad. Demuestra a los jóvenes cómo el socialismo fue lo peor para la sociedad y por ello cayó. Pero esconde bajo una alfombra de hormigón armado que la crisis del capitalismo actual, una crisis civilizatoria, está poniendo en riesgo la vida humana sobre el planeta. De manera que otro modelo construido sobre las ruinas que él va dejando, no sólo es posible sino que parece la única alternativa. La escuela, o es un escalón de protección de la vida humana sobre la Tierra o hace como si no ve el ascenso de los 3 o 4 grados centígrados más por carbono civilizatorio que acabará con buena parte de lo formado en millones de años y con lo edificado seguramente desde la revolución neolítica.
Los hombres ofrecen resistencia al sistema de dominación sólo si tienen convicción. La educación pública que estamos discutiendo está llamada a crear resistencia y convicción. Crear organizaciones sociales, redes, politización hacia abajo. La educación, finalmente, debe servir para no esconder la realidad por dura que ella fuese. Por el contrario, se vuelve ominosamente más dura al no resolver los problemas que jamás son planteados.
“Sólo tiene derecho a encender en
el pasado la chispa de la esperanza
aquel historiador traspasado por la
idea de que ni siquiera los muertos
estarán a salvo del enemigo”.
(Walter Benjamin)
Por eso la Escuela debe preparar a los hombres para que entiendan que no hay nada más seguro a la Tierra, al Hombre y a la Sociedad que los jóvenes. La vida de un solo joven es el triunfo del cosmos.
Por: Rosenzvaig, Eduardo. Argentina: Un supermercado lleno de vacíos y de jóvenes. Herramienta web 4; Febrero de 2010; ISSN 1852-4729
domingo, 27 de junio de 2010
Periodismo y esclavitudes contemporáneas
Es un hecho que la trata de blanca crece en la Argentina sin que se encuentren, o se quieran encontrar, soluciones al respecto. Las estadísticas muestran que en el 2008 desaparecieron alrededor de 600 mujeres víctimas del tráfico y comercio sexual. No es por falta de leyes, ya que la sanción del 29 de abril del 2008 de la ley nacional 26.364, se refiere a la prevención y sanción de la trata de personas y asistencia a sus víctimas. De acuerdo al Ministerio de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos de la Nación, las víctimas rescatadas a partir de la sanción de la ley asciende a 257 mujeres, 78 de ellas menores de edad, en tanto son 192 las personas detenidas.
Las chicas son engañadas bajo distintos artilugios, con promesas como la de ser modelos. Las citan en un lugar específico, y a partir de ahí comienza su calvario. En muchos casos, le cambian las identidades, las drogan, las amenazan con hacerles daño a su familia, y se mueven de un lugar a otro para evitar caer en manos de la policía, contando además, con la complicidad de las personas que acuden a los prostíbulos, donde esas chicas son esclavizadas y obligadas a mantener sexo con distinta clase de personas.
Esclavizadas de Ezeiza
Habitualmente vemos como desde los medios de comunicación nos cuentan que son mantenidas en condiciones infrahumanas y ultrajadas diariamente.
Los entregadores marcan a la chica que les interesa y en un operativo comando la "chupan" en un vehículo y de inmediato la violentan. Cuando la víctima se recobra ya está obligada a "trabajar". Tal parece ser el caso de Graciela Cañette, vecina de Villa Golf, quien logró escapar del cautiverio infligido en un prostíbulo. En octubre del año pasado, fue engañada con la promesa de trabajo y terminó como prostituta durante tres días en un club nocturno de la ciudad de Gualeguaychú. El hecho ocurrió a metros de la estación de trenes de Ezeiza, sobre la ruta y de día.
Periodismo en el Bicentenario.
En Ezeiza no hay prácticamente delitos de acuerdo a las estadísticas, y a la poca difusión que de ellos se dan, salvo en el periodismo regional. Por suerte, la comunidad comienza a insistir y da a conocer lo que nos sucede, descreída de falsas promesas de investigaciones a fondo, como habría ocurrido con Roxana, la desaparecida de y en Tristán Suárez.
La otrora complicidad de los medios, incluso la poderosa corporación nacional, ni se tomaban la molestia de ingresar en el Distrito Ezeiza para recabar información de los vecinos, quienes tuvieron que salir en busca de ellos. Por suerte hoy, y gracias a la ruptura de la alianza de los grandes medios con funcionarios del partido gobernante, aquella situación parece superada y la difusión alentará prevenciones y denuncias que permitan que la trata de mujeres, considerada como la forma de esclavitud del siglo XXI, no víctimice a mujeres de Ezeiza, ni de ningún lugar del mundo.
domingo, 20 de junio de 2010
Reflexiones sobre el Bicentenario
Allá por 1810, un grupo de hombres sonó con cambiar el orden social injusto. había muchos desafíos y demasiadas diferencias. En un mundo monárquico, ¡que desafío era armar una república !. En un mundo profundamente racista, ¡que difícil pensar en darle la igualdad a los indígenas y a los aficanos! Sin embargo, los patriotas fueron cocncretándola.
Ninguno de nuestros más destacados héroes de la independencia alcanzó a ver el país organizado constitucionalmente. En 1853 ya habían muerto Moreno, Saavedra, Belgrano y San Martín, entre otros. El país todavía no se consolidaba como estado nacional y ellos ya habían dado sus vidas por esta causa.
Nuestro país hoy, está ubicado entre las 20 economías más importantes del planeta, pero no hemos conseguido la Patria que soñábamos. Hace poco días, los indígenas hicieron una gran marcha para que se le reconozcan sus derechos. Aún hoy la riqueza está mal distribuída, y todavía no podemos ponernos de acuerdo acerca de qué poyecto de país queremos.
Así como en 1810 empezaron a romperse algunas cadenas que oprimían el cuerpo de una nación en potencia, puede ser oportuno pensar hoy cuáles son las nuevas cadenas que entorpecen nuestro desarrollo y la conquista de una sociedad más justa e igualitaria.
Pensar, no para quejarnos simplemente, pensar para actuar. Y actuar, como diría José Hernández: "no para mal de ninguno, sino para bien de todos".
María Angélica Pereira.
Nota: la ilustración corresponde a un fragmento de la obra de Antonio Berni
sábado, 5 de junio de 2010
Cuestiones del Bicentenario
“porque me duele si me quedo / pero me muero si me voy”
Bellas palabras, para describir esa relación un tanto contradictoria que solemos tener los argentinos con nuestra tierra o nuestra patria, que es el tema que nos convoca, ¿porque de que otra cosa vamos a hablar hoy, que no sea de la patria?
Con esto, también estoy diciendo, que esta palabra patria, es una palabra que no pienso regalarle a nadie, e invito a todos que hagan lo mismo, es decir que no apropiemos de la palabra patria, que suele ser usada con cierto desparpajo e impudor por la derecha y por algunos uniformados, o muchos.
Aunque no lo parezca, la apropiación de las palabras tiene su importancia, ya que para la construcción de una identidad cultural o de una patria, es necesario presentar batalla no solo en el terreno material sino también en el terreno espiritual.
Ahora que estamos en el 2º centenario no puedo evitar refirme a algunas cuestiones sucedidas en el 1º centenario. Concretamente de aquellos versos que un poeta nicaraguense y columnista del diario La Nación de Buenos Aires, Ruben Darío, que en su famosa Oda a la Argentina, versos desbordantes de admiración por lo que estaba sucediendo, o por lo menos lo que el veía o quería ver de lo que estaba sucediendo en aquel lejano 1910. Me gustaría que presten atención a este poema que en una parte decía:
y en verso cordial Argentina
que sea inexhausta tu mina
inacabables tus rebaños
y que todos los pueblos extraños
coman el pan de tu harina”.
Esas palabras de Ruben Darío, me obligan a pensar sobre, si al oir hablar del trigo y de los inacabables rebaños sentirían lo mismo los dueños de la tierra que una vez terminada la cosecha y se iban 6 meses a Europa a tirar manteca al techo, que los trabajadores de los quebrachales o los tabacales que trabajaban por un vale de comida situación que con gran valentía inmortalizó Hugo del Carril en su inolvidable película “Las aguas bajan turbias”.
¿Sentirían lo mismo los peones golondrinas que venían del norte a la pampa gringa a cosechar ese trigo, para seguir luego hacia la vendimia mendocina, y así en una nomadismo interminable, paseando su miseria por miles de surcos ajenos?
Este y no otro, era el escenario del festejo: Una patria oficial recibiendo todas las personalidades del mundo, y la otra patria que no podía comer satisfactoriamente en un país que exportaba trigo y carne para millones, y que además en ese mismo festejo se realizaba con estado de sitio, con actividad sindical prohibida y con la aplicación de la ley de residencia que deportaba a cualquier extranjero encontrado en actividades supuestamente subversivas.
Si no podían sentir lo mismo, cuando oían los versos de Darío, quiere decir que no había una sola patria. Había por lo menos dos patrias, irreconciliables entre si. Esas dos patrias no caben bajo el mismo cielo. Se rechazan y se rechazarán eternamente hasta tanto no se resuelva ese conflicto en favor de la justicia.
Cambiando las circunstancias, como la Argentina sigue exportando alimento para 400 millones de personas y muchos de los 40 millones que aquí habitan revisan comida de la basura, entonces no va a haber una sola patria. Solo puede haberla si hay un techo mínimo donde todos tengamos cabida, es decir un piso de justicia básica, aquello que un estadista argentino llamó la línea de la vida, debajo de la cual ningún habitante de este suelo debería estar. Para que haya una sola patria, no puede existir nada, absolutamente nada que nos llene de culpa y de indignación, como ver gente revolviendo basura para comer, o durmiendo en cualquier lado o aún aquellos que tienen trabajo, pero están trabajando con regímenes laborales propios del siglo XIX, en el que la jornada de 8 hs parece ser un lejano recuerdo.
La otra cuestión tiene que ver con la identidad
Es un tema muy complejo. Con el desarrollo actual de los medios de comunicación es un tema mas complejo aún. No voy a transitar por esas complejidades que todos advertirán, ya que los medios masivos prácticamente me ordenan ¡vistete de este modo! ¡escucha esta música! y adoptá estos gustos, por lo tanto la posibilidad de decidir libremente sobre nuestra propia identidad es muy escasa.
Vinculado a la identidad y a la formación de la misma, me voy a valer para referirme a ella, de un ejemplo mucho mas profano. Es probable que todos los que estamos acá debido a que estudiamos historia, entendamos que la identidad o la nacionalidad es algo que se va construyendo y que va adoptando muchas formas, cambiantes, buenas, malas, regulares etc.
Tampoco creo mucho, cuando se dice los argentinos son así, los europeos son así, los brasileños son así. Serán así unos y otros serán de otro modo, la condición humana es bastante parecida en todos lados. No obstante, a la hora de mostrar algunos rasgos identitarios, es posible decir que tal pueblo por lo menos en sus comportamientos colectivos suele actuar de este modo o de aquel modo.
Siendo así, esa identidad colectiva, esos rasgos comunes se pueden cambiar, para bien o para mal, pueden repetirse conductas solidarias o conductas egoístas. No es la identidad nacional o la argentinidad una esencia inmutable que nació un 25 de mayo y permanece inalterada a través de los años. Es algo que va mudando, cambiando de formas, manteniendo algunas y otras quedando de lado.
El año pasado fue noticia de los diarios un episodio sucedido en Mendoza que me gustaría vincularlo con esto que estoy diciendo. Un grupo de turistas extranjeros, que venían en un micro de Chile parecía que estaban todos con gripe A, por lo tanto corría riesgos sus vidas si no eran atendidos en forma urgente. Ante la evidencia de los síntomas que tenían los pasajeros, el colectivo se dirige hacia un hospital. Al enterarse del episodio un grupo de vecinos comienza a apedrear al colectivo para que no sean atendidos porque el hospital no cubría satisfactoriamente las necesidades locales. No escapa a mi razonamiento, que en cualquier ciudad fronteriza ya sea internacional o entre dos provincias argentinas o entre dos municipios, corresponde a las autoridades, coordinar las formas y los lugares de atención para evitar problemas saturación de algún hospital. Todo en función de una mejor atención. Pero pienso, que si bien eso se tiene que solucionar civilizadamente, ante una urgencia y alguien corre peligro de muerte o si alguien nace, si alguien necesita una ayuda urgente, no interesa cual es su nacionalidad, barrio de residencia, condición social o el domicilio.
Ustedes dirán, pero mira lo que hacen en España y en Europa con los inmigrantes. Que suceda en España o en ciudades europeas o norteamericanas enfermas de racismo, no significa que voy a imitar a las llamadas naciones desarrolladas en sus prácticas más despreciables. Nosotros vamos a actuar como nuestra mejor humanidad lo indique, aún con las personas de aquellas nacionalidades en cuyos países actúan de esa forma tan mezquina. Nosotros tenemos que ayudar al que pasa por un mal trance. Los argentinos que tenemos nuestros defectos, pero también tenemos nuestras virtudes y la solidaridad no es algo ajeno a nuestra mejor tradición cultural, la gauchada no es un mito, existía. Pero ese espíritu solidario, no es una esencia inmutable que va a perdurar eternamente porque si nomás. Solo con nuestra conducta podemos abonarla. Hagamos que siga existiendo.
Yo quiero imaginemos un chico de 9 ó 10 años que vive en la ciudad que sucedió este episodio. Que va paseando con su madre y por casualidad ve a toda esa gente apedreando el colectivo. Este hecho va a tener sobre ese chico un efecto didáctico-pedagógico muchísimo más potente, que mil actos y loas que se hagan a la patria, a la escarapela y a toda la simbología patriótica a la que la enseñanza formal nos acostumbra. Esas personas apedreando el colectivo, realizan un enorme aporte a la identidad colectiva, pero es un aporte que no puede ser peor. Ese episodio, va a sumar mucho más a la identidad de ese niño y a la forma de ser argentinos que mil actos escolares, no les quepa duda.
Es decir que la construcción de una identidad está en constante evolución, que nuestra conducta cotidiana también va a dar como resultado un carácter nacional acorde con esa conducta.
Por último creo oportuno hacer alguna referencia a los recordatorios de las fechas patrias.
Este ha sido un festejo especial, aunque solo sea por el hechizo que producen los números redondos, de tal manera que el aniversario 200 se torna mucho más importante que el 199 o que el 201. Motivo? Creo que ninguno.
Pero sin duda que el festejo, tuvo su emotividad y creo que estuvo muy bien. Hubo sobre todo una mas que generosa adhesión popular. Fue mucho mas importante la adhesión popular que la profundidad de los debates sobre los significados de la fecha, que no los sentí tan sustanciosos. Pero como sea, o como lo haya sentido cada uno, nosotros historiadores, que de algún modo formamos parte de una especie de cofradía o club de los memoriosos y como tales no podemos olvidar que en esta misma avenida ahí en esas cuadras que pasan por el obelisco, donde hubo millones de personas festejando, hace solo 9 años, en diciembre del 2001, hubo 30 muertos, entonces no podemos ignorar el cambio de contexto o de escenario.
No debemos perder esta perspectiva. El pasado no debe ser para nosotros un pasivo de nuestra nostalgia, sino un activo de nuestra memoria.
Pero para desarrollar mi idea, voy a dejar de lado lo excepcional y emocionante aniversario, es decir que me voy a referir al aniversario habitual, al aniversario 197, 198, 199, o al 201. En general estas fechas no salen de la rutina escolar, de la evocación burocrática. Entonces cuando llega la fecha y todos ponemos gestos de preocupación, aunque en general, no estamos preocupados. Esa es la verdad.
Ustedes se preguntarán si eso sucede porque el sentimiento patriótico está en declive? De ninguna manera creo que ese sea el motivo. Y si ustedes me disculpan, creo tener la respuesta a esa apatia hacia la recordación. Creo que el motivo es el siguiente.
Aquella gesta de mayo puede arrojar sobre nosotros, o sobre el presente sonoridades que muevan la cuerda de nuestra sensibilidad, solamente si estamos como sociedad emprendiendo alguna tarea, alguna empresa colectiva, alguna batalla política, que por su envergadura, sintamos que guarda alguna relación o es comparable con aquella, que su trascendencia nos haga sentir herederos de aquella gesta, que es una continuación de aquella que evocamos cada 25 de mayo.
Si no es así, aquella gesta que sospechamos heroica, indefectiblemente se va a tornar una evocación formal y burocrática y va a ser cada día más, un edulcorado y tierno recuerdo cada vez mas borroso, de guardapolvos almidonados y tapas de Billiken con la foto del cabildo.
En cierto sentido, están pasando algunas cosas en este tiempo que invitan a cierto optimismo. Están soplando, no diría vientos primaverales, pero por lo menos alguna brisa primaveral, cierto retorno saludable de la política, de discusiones un poco más apasionadas de temas importantes. En buena hora.
Pero creo hace falta algo más, para que este involucrada una cantidad significativa de personas. Hay problemas de sobra que justificarían salvar las dificultades políticas que impiden que las mayorías populares se encolumnen masivamente detrás de un proyecto colectivo de envergadura. Cuando eso suceda, tengan por seguro, que los días que recordamos las fechas que nos dieron vida como pueblo, van adquirir nueva dimensión y van arrojar sobre nosotros emociones que nos harán sentir que nuestra lucha y nuestra empresa colectiva tuvo sus antecesores y somos parte de esa misma historia. Solamente el proyecto presente, puede hacer que el pasado nos vuelva a emocionar y no solo en el aniversario 200 sino en el 201 y en el 204, que sólo así, pueden adquirir actualidad, significado profundo y verdadera dimensión.
Para cerrar, volviendo a la idea del principio: a los poetas y a la patria: Marechal, con encendido misticismo bíblico definía la patria como “un dolor que llevamos en el costado”.
Agregaría yo, que ese dolor que llevamos en el costado requiere curaciones urgentes, el grito de mayo no ha sido completado, es necesario una nueva emancipación, para sacar a la patria de ese pantano de injusticias y contradicciones irresueltas, que ya por su arraigo parecen de orden natural y que nos están inmunizando frente al dolor.
Para evitarlo es necesario, sentir, que este cacho de cielo que compartimos, que llamamos patria, nos cobije a todos por igual, sin ventajas para nadie, solo de ese modo tal vez podamos construir una sola patria que en palabras criollas, sería aquella en que sea para todos la cobija o para todos el invierno.Creo que nosotros como docentes tenemos que bregar por esta idea, y si alguien nos mira con gesto asombrado, insinuando lo inoportuno de nuestras palabras o lo exagerado de nuestras pretensiones, es algo que no debe desanimarnos, ya que en mundo excesivamente materialista una mirada crítica y esperanzada va a ser siempre un gesto inoportuno.
ENRIQUE DE ALZAA
miércoles, 19 de mayo de 2010
25 de Mayo de 1810
Pero no alcanza con describir aquel 25 de Mayo, sino cómo se propiciaron las condiciones necesarias para dar semejante paso. Y para ello debemos recordar el sentido de pertenencia a esta tierra ante el invasor. Debemos recordar a Moreno, Castelli; a Belgrano y su constante sentido del desprendimiento, su sentido de solidaridad, su enorme entrega para trabajar donde la Patria lo dispusiera. No podemos dejar de lado la mesura militar y su compromiso con el Pueblo ni al Pueblo mismo acompañando la gesta. Porque no fue una solitaria obra de iluminados que un día despertaron con deseos revolucionarios. Fue la obra de una Nación: intelectuales, militares, empresarios, eclesiásticos y gente “del común”; la sociedad toda.
También debemos recordarnos que pasó después de 1810: la construcción del Estado, la integración de sus habitantes, la de los inmigrantes a través de la educación. Porque esto significa conmemorar el 25 de Mayo de 1810, recordar para conocer, insistir con la necesidad de promover el sentido de pertenecer a esta tierra, de integrar a los inmigrantes respetando la diversidad cultural, privilegiar la solidaridad sobre lo material, la entrega al trabajo comunitario, el compromiso, el rol de la sociedad, el rol de la educación. Debemos recordar los valores que hicieron a este gran país. Nuestro País.
Para ello muchos somos docentes, para capacitarnos en competencias que nos permitan trabajar eficazmente para la sociedad, para conocer nuestro pasado aspirando a transformar nuestro presente, para asumir las actitudes que nos permitan afrontar con responsabilidad nuestros problemas.
Por todo ello, Comunidad Educativa, les pido que me acompañen en este grito; ¡Viva la Patria!
domingo, 9 de mayo de 2010
Con los ojos del recuerdo
Sandro imitaba a Elvis Presley. Ciento de chicos lo imitaban a el, vestían como él, lucían su estilo en el peinado, en las patillas, en su andar; en todos lados, también en Ezeiza, por supuesto. Ganaban minas por el hecho de imitarlo. En toda escuela secundaria había un imitador del Gitano, del que no nos reíamos, al que escuchábamos y aplaudíamos como si fuera el original. Muy pocos sabíamos de su experiencia anterior con el “Trío Azul”, luego el dúo “Los Caribes”, o “Los Caniches de Oklahoma”. La mayoría lo conocíamos de cuando ya actuaba con “Los de fuego” (1964, “Presentando a Sandro”; 1965, “Sandro y los de fuego”).
Por aquellos años era muy delgado y bailaba moviendo la pelvis de una manera que enloquecía a las viejas. Había debutado en TV en el programa de Pipo Mancera (Sábados Circulares, canal 13) y sus movimientos fueron considerados lascivos para la moral y ofensivo para las niñas. La Liga de Madres (o de Familias cristiana, creo), presionaron para que no vuelva bailar pero Mancera conocía su negocio y el muchacho de movimientos obscenos y pornográficos, volvió a cantar. Claro que ya no lo enfocaban bailando, salvo desde lejos.
Que época en Ezeiza, por un lado Palito Ortega y su patética coreografía del Club del Clan, por el otro, Sandro y sus meneos enloqueciendo mujeres, irritando al paqueteo pueblerino. Palito y Sandro, ambos pisaron barros de Ezeiza camino a sus consagraciones. Sandro supo cantar en nuestro pueblo, no recuerdo si con Los de Fuego o con el posterior Black Combo, poco importa. Enfundado en cuero negro, canto, bailo, y se desmayo, como lo hacía en todo sus show. El Sandro melódico vendría después del Primer Festival Buenos Aires de la Canción (1967), cuando le ganara por un voto a Daniel Toro.
Por estos días algunos recordaran que fue del grupo fundador de La Cueva, otros, que en los carnavales llenaba el viejo gasómetro. Algunos detendrán su recuerdo en que jamás se comprometió con las luchas sociales. Yo prefiero recordarlo como una persona que amó a la vida hasta su último momento. Creo que ahora estará cantándole “Las manos”, a un auditorio más etéreo, pero auditorio al fin.
Ramirez, Juan Carlos. En: La Palabra de Ezeiza; 07/01/2010
sábado, 1 de mayo de 2010
La Guerra del Chaco
Don Ciriaco participó en la fraticida Guerra del Chaco, uno de los conflictos con mayores perdidas de vidas ya que la guerra causó la muerte de unas ciento veinte mil personas, muchos de ellos indios aymarás del altiplano boliviano no acostumbrados al llano bajo. Por parte de los paraguayos, la mayoría de los soldados eran indígenas guaraníes. El motivo principal del conflicto tuvo que ver con los intereses económicos de las grandes compañías petroleras, la Shell que operaba en Paraguay, y la Standard Oil con intereses en Bolivia. Ambas compañías se disputaban los presuntos yacimientos del Chaco, en una región cuyas fronteras políticas aún no estaban fijas. La guerra comenzó en 1930, aunque las diferencias ya estaban planteadas dos años antes. Desde 1932 y por tres años, los combates fueron feroces, incluso, a cuchillo.
El 12 de junio de 1935 el general Peñaranda, jefe del ejército boliviano y el general Estigarrabia, jefe del paraguayo, firmaron el alto el fuego y el 21 de julio de 1938 se firmó el Tratado de Paz en Buenos Aires. Entre las consecuencias se cuenta la creciente oposición a las petroleras en Bolivia, y la abolición del "pangaje", servidumbre indígena frente a los gamonales, a los terratenientes. De acuerdo al historiador Eduardo Montagut Contreras, en Paraguay el ejército adquirió un gran protagonismo con el golpe del coronel Rafael Franco, quien instauró un régimen autoritario y de intensísima represión. Cabe recordar que la llamada Carretera de la muerte en Bolivia, fue construida por prisioneros paraguayos.
Desde la Junta de Estudios Históricos del Distrito Ezeiza hacemos llegar este recuerdo para que las guerras sólo queden en el pasado, homenajeamos a nuestros hermanos latinoamericanos, y brindamos nuestros saludos al veterano Don Ciriaco, quien eligió nuestra comunidad para vivir.
sábado, 24 de abril de 2010
La escuela pública hoy
Si hay un punto en el que están de acuerdo todos (absolutamente todos) los políticos desde los progresistas hasta los más derechistas, desde los menemistas hasta los kirchneristas pasando por los delarruistas, desde el Fondo Monetario hasta el gremio docente es en que la educación de los sectores populares tiene que apuntar a la contención y no tanto a los conocimientos académicos, de modo que la escuela cumpla una función inclusiva, por ejemplo evitando que el alumno ingrese en la delincuencia o en el flagelo de la drogadicción. Este es el basamento sobre el que se construye el modelo educativo que rige desde hace 15 años y que los docentes conocemos como “escuela inclusiva”.
El nivel educativo de los jóvenes es bajo sencillamente porque no es un objetivo de la educación elevarlo y porque no hay ninguna institución que cumpla ese servicio. ¿Dónde van a aprender los jóvenes lo que antes aprendían en la escuela? ¿De qué nos asombramos? Antes de la reforma educativa había una institución que por lo menos era gratuita donde trabajaban personas que se llamaban profesores, que enseñaban cosas como historia, biología y matemáticas, que evaluaban para saber si los alumnos habían aprendido y el sistema funcionaba si el alumno lograba aprender. Hoy esa institución no existe, la escuela sirve para otra cosa y ése es el gran cambio que ha logrado el modelo educativo vigente. Hoy los hijos de los trabajadores no tienen un lugar donde educarse.
La escuela pública ha reducido su tarea a la de impedir (tratar de impedir) que los alumnos caigan en una situación de marginalidad (de allí inclusiva, aunque sería mejor incluyente, en fin…) Esa tarea antes la hacían otras instituciones específicas entre las que figuraban los centros para adictos, los reformatorios. Cuando la familia no podía contener a su hijo al punto que quedaba en una situación de riesgo, el Estado se hacía cargo con personal adecuado, en instituciones adecuadas, con un sistema disciplinario adecuado (lo hacía mal, pero la institución existía y ese era su objetivo) Lo que ha logrado el modelo educativo es convertir al sistema educativo en un reformatorio. Hoy la escuela pública sirve para contener situaciones de riesgo, no para enseñar contenidos académicos.
Por: Mariano Bringas.
La escuela pública
En primer lugar, la gran mayoría de los jóvenes son pobres pero no están en una situación de riesgo, ni están a un paso de la marginalidad ni son potenciales delincuentes como desde la derecha y el progresismo nos quieren hacer creer. La mayoría de los jóvenes son futuros trabajadores que no joden a nadie, que hacen esfuerzos para estudiar, que pretenden recibir conocimientos (conocimientos que nadie les va a dar) y, en general, con un talento enorme que el actual sistema no deja prosperar. Yo estoy en contra de aquellos que ven a un pobre, y más a un pobre joven, y piensan que es un delincuente que necesita una escuela para delincuentes.
Es cierto que el sistema actual produce exclusión social y también es cierto que hacen falta instituciones de contención, pero esas instituciones no son las escuelas. Para combatir las situaciones de riesgo de una familia hacen falta otras instituciones que son mucho más caras que la escuela, donde el joven pueda ser tratado, alojado y verdaderamente contenido e incluido, con pedagogos, asistentes sociales etc. En esas instituciones (antes se llamaban reformatorios) también deberían funcionar escuelas donde estos jóvenes puedan aprender contenidos académicos. Los reformatorios tienen el objetivo de incluir, las escuelas de enseñar.
Los actuales jóvenes que están en situación de riesgo necesitan mucho más que una escuela para estar contenidos. ¿Qué puede hacer un docente para enfrentar situaciones de riesgo cuando este tipo de problemas se combaten con políticas mucho más intervencionistas, personalizadas, asistencialistas y represivas? La actual escuela funciona como un reformatorio, pero como un reformatorio barato que tampoco cumple con la función de incluir, para eso hacen falta, ya lo dijimos, reformatorios caros y específicos. La marginalidad no se para haciendo afiches de “No a la violencia”. Por otra parte, tampoco estaría mal que el sistema económico dejara de producir excluidos sociales.
Una institución, en un periodo de crisis, puede cumplir un objetivo que no es el propio, sería el caso de una escuela alojando a inundados, mientras dure la inundación la escuela funcionaría como vivienda, lo que sería equivocado es convertir a las escuelas públicas en viviendas permanentes. La escuela actual no es una escuela que trata de contener a algunos sectores sociales en un periodo de emergencia sino que es la escuela adaptada al sistema capitalista de exclusión (y contención) social. El sistema social los margina y los contiene en la marginación. Es la escuela destinada a los pobres para que permanezcan en un estado de marginación. No está mal que en tiempos de crisis funcionen comedores en las escuelas, lo que está mal es que los chicos tengan que comer siempre en la escuela y no en sus casas. Así como los sectores populares merecen una alimentación digna; también merecen políticas educativas, no políticas socioeducativas.
Como dice Martín Caparrós “hoy a la escuela pública no va el que quiere, sino el que no tiene otro remedio”. Las clases medias han perdido el derecho a recibir enseñanza gratuita y no tienen otra alternativa que recurrir al sistema de gestión privada que, sin ser bueno, al menos no tiene el objetivo de contener. El año pasado uno de cada tres egresados de escuela secundaria se recibió en una escuela privada, lo que demuestra una lenta pero ya avanzada privatización de la educación. Muchos trabajadores que no se resignan a que sus hijos no reciban educación realizan grandes esfuerzos económicos para pagar la cuota que significa un colegio privado. El 80% de los docentes lo hace, no porque les sobre la plata sino porque conocen cómo funciona la educación pública. Ahora bien, la mayoría debe resignar el derecho a recibir educación y debe conformarse con la escuela reformatorio cuyos resultados conocemos. Nadie, especialmente los hijos de los que pregonan la escuela inclusiva, quiere estudiar allí.
Los jóvenes tienen problemas que exceden lo educativo, que sobrepasan la escuela. El problema de la juventud hay que abordarlo desde varias instituciones, cada una con su función específica. La escuela no es un comedor, ni un centro contra la drogadicción, ni un instituto para madres embarazadas, ni mucho menos un reformatorio para enfrentar “de manera progresista” la delincuencia. La escuela tiene una manera específica de incluir que es la de incluir a los jóvenes en el mundo del conocimiento, sino cumple esta tarea no es una escuela. Por otra parte, todos los jóvenes tienen el derecho recibir conocimientos hasta los niveles que, ellos o sus familias, crean necesarios. Por supuesto que hace falta contener a los jóvenes, que por otra parte ellos mismos excluyen, pero solo podrán ser incluidos en la medida en que se fortalezca todo un sistema de instituciones (comedores, centros de drogadicción etc.) destinadas a combatir los distintos problemas que puede sufrir un joven, el resto es sacarse el problema de encima, al menos, por las cuatro horas que dura el día de clase. En estos 15 años se ha demostrado que la escuela inclusiva no incluye a nadie en ningún lado y que ha excluido a por lo menos dos generaciones de hijos de trabajadores del mundo del conocimiento.
Desde mi punto de vista, lo que se debe discutir es el tipo de instituciones que necesitan los jóvenes para estar contenidos y dentro de esas instituciones cómo funciona la escuela pública. En esas discusiones habría que analizar desde los contenidos educativos hasta los casos en que se debe intervenir una familia cuando un menor está en situación de riesgo y qué tratamientos son más efectivos para el consumo de drogas duras etc. La cosa no pasa como pretende el gobierno por definir si la orientación es en sociales o en informática, sino en fortalecer (refortalecer) todas las instituciones estatales que constituían un derecho social y hoy están devastadas.
Por: Mariano Bringas
Nota: El autor es docente de la ESB Nº 20, Distrito Ezeiza.
viernes, 2 de abril de 2010
La multa del Bicentenario
histórico.
Marcelo White Pueyrredón es descendiente de Cornelio Saavedra, el presidente de la Primera Junta. En 2007 vendió en una subasta pública un documento histórico, firmado por Saavedra y Mariano Moreno el 22 de agosto de 1810, que él había heredado. Aunque el documento fue comprado por la Biblioteca Nacional en 27 mil pesos, el entonces subdirector del Archivo General de la Nación, Pedro Bevilacqua, lo denunció por ocultamiento. El motivo: no había informado al Archivo de la existencia del documento (considerado Patrimonio Histórico Nacional) ni tampoco de la subasta.
Ayer trascendió que el Juez federal Marcelo Martínez de Giorgi ha procesado a White Pueyrredón y al rematador, Enrique Bullrich, por "ocultamiento de documentos históricos". La multa, estipulada por una ley de 1961, equivale a 0,0000000000001 pesos actuales. Sin embargo, tanto el rematador como el propietario deberán pagar también los costos judiciales del proceso, 2.500 pesos cada uno.
Diario Clarín, 30 de marzo de 2010
Foto: Asociación de Fundadores de la Patria (Diario Perfil. Buenos Aires; 15/11/2009)
Nota del editor: Pretendemos reflejar que no siempre hemos leido todo (reflejo positivista); que hay males argentinos genéticos (si ya Saavedra se quedaba con los documentos oficiales, de que nos asombramos a veces); que la multa no creemos que los inquiete, más bien alienta a los funcionarios a seguir tomando por privado lo público.
jueves, 1 de abril de 2010
El Mundial y sus dos caras
Si bien el Mundial sirvió a la dictadura, también sirvió para que el mundo conozca a las Madres de Plaza de Mayo. Cuando los medios latinoamericanos habían perdido o abandonado su independencia, y gran parte del periodismo europeo se mostraba indiferente, un periodista holandés dio a conocer la lucha inclaudicable de las Madres. No fue tan comprometida la acción de la televisión francesa, cuya única condición para transmitir el mundial fue que liberaran a dos detenidos, únicamente.
Un gran sector de la población argentina no sintió al Proceso recurriendo a la estrategia de desvincularse del entorno social, ya porque tenía miedo o porque las cosas no le afectaban el ombligo. Sólo así puede entenderse que gritáramos los goles con tanta fuerza que por un tiempo tapáramos los doloridos gritos de quienes estaban siendo torturados, que glorificáramos al Mundial y a sus actores, y finalmente, que un respetable conciudadano como Sergio Renán haya filmado “La fiesta de todos” en medio de un descuartizamiento moral y material.
No existe terrorismo de Estado sin complicidad civil, y un cómplice sin par fue José María Muñoz. El Relator de América, nuestro ya fallecido ex vecino, impulsaba a las barras bravas a presionar a la Comisión Internacional que investigaba sobre las violaciones a los Derechos Humanos que se estaban llevando a cabo en nuestro país, para “demostrarles que los argentinos somos derechos y humanos”. Como figura contrapuesta podemos recordar a Caloi - Clemente, ganándole al poder a través de una simple pero no indiferente caricatura que demostró que como estaban las cosas, se podía disfrutar de las habilidades de la selección y desafiar el “orden” forzado tirando papelitos y rechiflando a la Junta Militar cuando se hacía presente en los estadios.
Por: Juan Carlos Ramírez
lunes, 15 de marzo de 2010
Memoria y Educación
Ramírez: Porque permite reflexionar, resignificar los recuerdos y proyectarlos. Si bien en los planes de estudio está contemplado tomar el período, es necesario mantener esa tragedia como memoria activa en toda la sociedad, como política de Estado. En los últimos años, tanto las autoridades del Estado nacional como
-- En años anteriores, ¿se dedicaban jornadas para recordar El Golpe?
Ramírez: Los profesores, algunos, acordábamos conmemorar el golpe de estado, sin que el Estado interviniera, sin lineamientos institucionales. Sólo recientemente, el Estado se asumió como tal y baja directivas. Pero no se comunica a tiempo, por lo que uno se entera de las disposiciones después de que tendría que haber actuado. Se actúa de forma, por presión social, y pareciera que nos dijeran “acátece pero que no se cumpla”. Todo un símbolo es que no se reciben materiales ni guías.
--El tema ¿despierta interés en los alumnos?
Ramírez: Siempre, en toda época y niveles, y en algunos casos, pese a su entorno familiar. Incluso nos demandan que nos extendamos sobre las violaciones a los derechos humanos posteriores a 1983. Pero no es mérito único de los docentes, es la presión que se ejerce desde las instituciones que no olvidan ni permite que se olvide. Hacer memoria es un acto voluntario de instalar un tema del pasado para hacerlo presente vivo y éste es el reaseguro de la democracia.
--Qué cambió en los últimos años
Ramírez: Ahora lo enseñamos todos pero hace quince años, éramos muy pocos. Los directores se preocupaban porque podíamos generar conflictos y esa era la intención, generar conflictos para que no se aceptara el silencio; incomodábamos a muchos. Por suerte hoy, sentimos que hemos incomodado a muchos y en esto nos acompañan los medios de comunicación, una herramienta invalorable para la memoria social. El escritor Carlos Fuentes expresó que no hay presente vivo con pasado muerto y los docentes estamos conscientes además, de que si las tragedias no son narradas, el silencio impacta en la sociedad inmovilizándola. Por eso seguiremos manteniendo
domingo, 28 de febrero de 2010
Filosofía, Derechos y Deberes
No es difícil reconocer que usamos la palabra Derecho con mucha facilidad, pero rara vez empleamos la palabra Deber. Para el filósofo Julián Marías (1998), incurrimos en pleonasmo cuando hablamos de los Derechos Humanos, porque que no hay más derechos que los humanos, no hay otros. No esta bien hablar de los derechos de los animales, los seres humanos tenemos Deberes para con los animales, que no es lo mismo. Parecería que evitamos hablar de deberes porque ello nos involucra directamente, preferimos hablar de derechos porque en ese caso, el problema es del otro (claro, salvo que nosotros seamos los afectados). Y olvidamos, que son los Deberes lo que sostienen a los Derechos, que de su armonía y correlación dependemos. El epistemólogo Mario Bunge sostiene que urge una declaración de Deberes y Derechos Humanos. Un término sólo adquiere significado en presencia del otro; se trata de opuestos complementarios, no de opuestos enemigos. Si a los jóvenes no se les respeta el derecho y el deber de ser responsable, ¿qué sociedad conformarán en su adultez?
La educación ha dejado de ser el patrimonio de grandes minorías e incluso, se accede en mayores porcentajes a una educación de nivel medio y superior. Pero paralelamente a este camino positivo, hay un descenso de la calidad evidente. Tenemos derechos a la educación, pero qué hay del deber de educar, y más aún, del deber de estudiar. Por ejemplo, hay una desorientación histórica pavorosa en las poblaciones estudiantiles. Por lo tanto como hombres, no sabrán de dónde vienen, no sabrán dónde están y no podrán saber hacia adónde podrían ir. El abandono del estudio de las Humanidades, impide entender la filosofía, porque no pueden conocer por qué se ha pensado de determinada manera primero y luego otra. No hay acceso a la riqueza histórica de la literatura porque no hay lectura posible en un sistema que permite que los niños accedan a estudios secundarios prácticamente ágrafos. Preocupa más al Estado afirmar que sus niños acceden a la escuela secundaria, antes de aceptar que se les negó el derecho a sus estudios primarios porque varios, muchos, actores sociales faltaron a sus deberes.
Podemos rescatar cierta conciencia solidaria, más teórica que práctica. Nos importa, nos afecta, el sufrimiento en cualquier parte del mundo… lo lejano. Pero habría que preguntarse si eso no se corresponde más bien con un ejercicio hipócrita: preferimos ocuparnos del "prójimo lejano". "Prójimo" quiere decir "próximo", pero hay gente que quiere hacer grandes cosas en países remotos de los cuales no sabe nada (J. Marías), y nos olvidamos de lo cercano, de lo próximo. Si cada uno de nosotros (políticos, docentes, padres, ciudadanos en general) tratáramos de contribuir a la felicidad de algunas personas concretas, cercanas, daríamos un paso importante; y con sólo cumplir con nuestros deberes, ya lo estaríamos logrando.
Desde los comienzos, problematizar lo naturalizado, interpelar lo sabido, lo dado, es tarea de la filosofía. En la actualidad, esta disciplina parece haber perdido la importancia que se le atribuía en siglos anteriores y quizás por ello, no la utilizamos para pensar sobre el actual desprecio hacia la persona. Afirma el filósofo Sergio Sinay en Elogio de la responsabilidad, que las sociedades no nacen de repollos ni son improntas de un instante, se forjan en el tiempo con la responsabilidad asumida o no de sus integrantes. La sociedad del futuro la forjan los padres, los funcionarios educativos, los adultos de hoy, los jueces, y el sentido de responsabilidad que les inculquemos a los chicos HOY.
Juan Carlos Ramirez.
domingo, 21 de febrero de 2010
¿Qué es la alquimia?
-¿Qué decís? ¡Voto a tal! -exclamó el rey-. ¡Es ésta una materia asaz peligrosa! En verdad que atenta contra la estabilidad del reino. Razón ha tenido la Iglesia en condenarla y el Santo Oficio tendría que ocuparse de esto. Sería horrible que se pudiera fabricar el oro, y que ese conocimiento se difundiera, en tal caso, no habría pobres; y, si no hay pobres, tampoco existiríamos los ricos; o hay de unos y otros o ninguna de las dos categorías; que soplar y sorber no puede junto ser.
En un mundo donde todos fueran acaudalados, no se conseguirían palafreneros ni peones ni soldados ni mozo de cordel o de espuela ni cocinero ni carpintero ni siervo ni vasallo; pero qué digo ¡pardiez!. Si no habría nobles, todo súbdito sería rey. No existiría el tributo ni el pechero: no tendrían razón de ser. Un horror, caballeros, un caos. La gente tiene la fantasía de que los que mandan, querían llenarles la bolsa y apercibirles la mesa, vanos sueños, es parte de su estupidez natural. Los gobernantes, los reyes, oídlo bien... debemos ser capaces de generar pobreza. No tendría sentido lo contrario. Tenemos que evitar el desastre. Las leyes están hechas para lograr ese resultado. Son dictadas no sólo para regir a los villanos, sino para que lo sigan siendo. Del mismo modo, los fueros se han creado, como se comprende, no solamente para nuestra protección; sino para el mantenimiento de todo este necesario equilibrio. Como veis, no es tarea fácil ser monarca. Algunos piensan que es igual a soplar y hacer botellas. Hay que prohibir que se fabrique oro-.
-Vuestra Majestad se expresa con tal claridad y explica las cosas tan bien, que es un gusto escucharlo-, dijo doña Guiomar de Castro, condesa de Treviño.
El caballero Hernán y el Adversario Invisible (pág. 115). En: La 205. Nº189; pág.2; Cañuelas.
lunes, 4 de enero de 2010
El problema no es la pobreza
Tampoco aciertan quienes apuntan a la falencia educacional, mientras ellos mismos o su prole, escriben con errores de ortografía o ignorando las efemérides básicas de nuestro calendario, aunque tengan aprobadas sus etapas educativas primarias y medias o inclusive terciarias. Los brutos, cometen un sin fin de equivocaciones, entre otras, adherir con facilidad a cualquier consigna facilista, arreados por sus miedos y por los medios de comunicación masivos. Sin embargo, tampoco salen a asesinar a mansalva, a tontas y a locas.
Finalmente, y a veces con buena voluntad, muchos señalan a la pobreza como causante del brote de violencia, amparados en la estadística ligera que muestra a los pibes chorros como estereotipados en personas humildes. Y frente a esta estadística, mas o menos veraz, están los que concluyen que hay que acabar con la pobreza y los que con cinismo sostienen que hay que acabar con los pobres (aunque no se diga directamente, estamos convencidos en la numerosidad de este último segmento de opinión).
Sin querer polemizar, advertimos que la pobreza no es en si misma, la causa de tanta violencia, aunque esta la protagonicen a simple vista los pobres. Muchos de los crímenes recientes, son cometidos por individuos de clase media baja y no por el último escalón social, de lo cual debe descartarse el delito famélico. La pobreza se encuentra en relación dialéctica con la riqueza y es en este vínculo en donde debemos depositar la síntesis. En Cuba no hay índices delictivos severos, como tampoco los hay en la Suecia Socialdemócrata ni en la Suiza Ultra capitalista. En uno habrá balseros y jineteras, pero no chorros. En otro, hay suicidios, pero no homicidios a quemarropa por una moto o un celular.
Rezaba el memorable tango de José María Aguilar, aquel guitarrista de Gardel que con aguda ironía advertía en la crisis del 30, que “...el ladrón es hoy decente, a la fuerza se hizo gente, ya no encuentra a quien robar; y el honrao se ha vuelto chorro porque en su fiebre de ahorro, él se afana por guardar...” En las décadas del 40,50, 60 y 70, superada la crisis del 30 que abordó el poeta mencionado, (mas allá de los crímenes políticos), no encontramos antecedentes que se parangonen con el problema actual, pese a que como opinó Menem, pobres siempre existieron.
Lo que no existía entonces era la exposición impúdica de la riqueza, sustentada no solo por poderosos ricachones, sino por clasemedieros con un poco de viento a favor y mucho de negocio non sancto. Basta con encender el televisor para tener como única realidad a vedettongas con autos descapotables, romances confesados al calor del dinero, conductores con muy poco glamour y mucho de estruendo. Ascensos sociales con poco merito y con bastante desparpajo en cuanto a la fuente inmoral del mismo. Si con solo recorrer un barrio de clase media porteño, cualquiera se da cuenta que cualquiera, tiene un auto cero kilómetro o una casa que sus padres o abuelos laboriosos no pudieron conseguir al cabo de un vida de trabajo.
Y frente a esta vidriera, la pobreza. La misma que antes, pero más extensa en su número y más ansiosa de tomar revancha por un destino que no pudieron evitar. Repetimos: En las escuelas públicas, a las que concurrimos, también había chicos pobres llegados de villas de emergencias cercanas, pero todos jugábamos con las mismas bolitas junto al hijo del médico y el portero. Además, las villas se concebían como lo decía su nombre, en una situación de emergencia y no en un destino inexorable. Y el que tenía un poco más, lo vivía con recato, aunque consciente de la diferencia, no abusando hasta el hartazgo de ella.
Pensamos que el problema del delito, si este guarda relación con la pobreza, no se soluciona eliminando pobres, sino curando la pobreza y esta última no tiene remedio si no se ataca a la riqueza. Son los ricos, no solo en su apropiación, los que producen pobres, tanto por lo que le sacan al miserable, como en la impotencia que en éste provocan. A nadie le gusta ver comer caviar a un semejante, mientras él solo procura un mendrugo. Nadie soporta con equilibrio ser maltratado en su intento de limpiar un parabrisas de un auto que jamás podrá adquirir y que la publicidad lo muestra como una condición indispensable para ser feliz. No hace mucho, una publicidad de automóvil mostraba a un horrible narigón, acompañado de una cálida señorita, mientras le dejaba una propina a otra persona igualmente narigona que servilmente le habría las puerta del flamante rodado. En la ocasión el primero se compadecía de la triste situación del segundo, confesando que el coche que adquirió le cambió su autoestima. Mensaje publicitario vomitivo por donde quiera mirarse. Nada bueno puede esperarse de una sociedad así concebida.
Aunque eliminen pobres físicamente, otros tantos aparecerán si el sistema consiste en la producción de estos. Y si del resentimiento se trata, ningún futuro promisorio puede esperarse si quienes lo producen, no echan mano a la humildad en vez de pensar en tanta violencia represiva para paliar lo que ellos mismos generan por su propia naturaleza. En síntesis, el problema no es la pobreza, sino la riqueza.
La solución no radica en atacar a los humildes, sino en bajarle el copete a los fanfarrones embriagados de bienestar económico. No ingresar a las villas para encontrar delincuentes, sino ingresar a la AFIP para descubrir ingresos de dinero ilícitos más importantes que las obtenidas en un arrebato callejero. No detenerse tanto en el episodio del robo de un automóvil, cómo en la comercialización de las autopartes, efectuadas en lugares bien visibles y consumidos por consciente clientela que no le importa el origen sangriento de lo que pagan más barato. No horrorizarse tanto con el patotero, tan difícil de buscar en la multitud, sino con el jefe de la patota, tan fácil de descubrir en las jefaturas de sindicatos.
Estas no son más que sugerencias no taxativas, pero ejemplificativas para pensar en los verdaderos culpables de tanta violencia y encontrar soluciones, no tan ligeras como las que suponen el grito vacío de SE-GU-RI-DAD, pero más duraderas y éticas como edificar una sociedad justa, libre y soberana. Consolidada esta sana realidad, la consecuencia será esa seguridad a la que todos anhelan pero que no todos merecen.
Dr. Hernán Jaureguiber; Bernardo Alberte (h).