viernes, 26 de febrero de 2016

El Voglino. Un logro cooperativo.



Históricamente las instituciones educativas nacen de la necesidad, de la voluntad de la población. En nuestro distrito, no se escapo a esta dinámica de los pueblos, y de la diligencia de las comunidades surgió nuestra primera escuela pública como superadora de la iniciativa de la comunidad. Con el devenir de los años surgió la necesidad de brindar educación secundaria a la población regional y así nació una entidad madre: el Instituto Cultural Tristán Suárez.
La reorganización de las comunidades locales, impulsadas por la necesidad de responder más eficientemente a los requerimientos de la población, determinaron la reestructuración de los municipios y por la misma presión local, se canalizó la necesidad de brindar estudios terciarios a los jóvenes locales, creándose el ISFD Elvira J. R. de Voglino en 1998.
Tras diecisiete años de brindar sus servicios educativos a la comunidad, hoy se enfrentan a la necesidad de superar la etapa de contar con profesores ad honoren, como lo han hecho con las últimas quince promociones de profesores secundarios.
La Cooperativa de Trabajo Educativo Instituto “Elvira J. R. de Voglino” Ltda. ha dado respuesta hasta nuestro presente, pero la necesidad de encarar nuevos desafíos, y siguiendo la tradición de que las nuevas instituciones surgen de la necesidad pero también de la voluntad en acción de nuestras comunidades, los empuja este tiempo histórico distrital, a solicitar que canalicen, que los representen en la gestión de solicitar la subvención apropiada para que puedan seguir brindando respuestas a las necesidades del Distrito Ezeiza. El ISFD Elvira J. R. de Voglino no recibió ni recibe ningún tipo de subvención estatal ni ha recibido ni recibe subsidio alguno, desde 1998 hasta este presente de cambios.
Nuestros tiempos son los de la Educación. El Distrito, ha través de la gestión iniciada desde el momento mismo de su independencia comunal, avanzo en todo tipo de infraestructura, lo que ha cambiado nuestro derrotero histórico. Entendemos que estos son tiempos de nuevos desafíos, no tan acuciantes como aquellos que llevaron a encarar la independencia distrital para dar soluciones, pero sí insoslayables a la hora de pensarnos como una Comunidad. Debemos dar respuesta a nuestros jóvenes brindándoles la posibilidad de estudios universitarios a través de la gestión en marcha, tanto como que canalicen sus formaciones como profesores terciarios.
Creemos que nuestro Municipio debe tomar la representación, brindar su apoyo explícito, y canalizar la solicitud de un subsidio al Instituto Superior de Formación Docente Elvira J. R de Voglino, para que puedan seguir brindando sus servicios educativos terciarios para la formación de profesores en Enseñanza Secundaria y sus posteriores capacitaciones.


Juan Carlos Ramirez

sábado, 6 de febrero de 2016

Los árboles de Ezeiza

José María Ezeiza supo hablar de su creciente grandeza a través de los árboles:

• Los plátanos, que se perdieron con el ensanche de la ruta nacional 205.
• Los manzanos de la quinta de los Ferrari, que aún subsisten por San Juan;
• El pino que plantaron Poroto y Mariani padre, en la esquina de Domingo French y la ruta.
• El monte de siempreverdes, por Pedro Pravaz entre Juan Castelli y Narciso Laprida
• Paraísos que enmarcaban veredas limitadas por cercos de exuberantes pero discretos ligustros, refugio donde tiernos y jóvenes amores podían admirar la luna.
• El ombú de Pravaz y Caseros, que con su sombra acogía tanto a los ocasionales como a los regulares visitantes de aquella generosa mujer. Como cuando la poesía pasa a ser del pueblo y pierde el nombre de su autor, la memoria colectiva dejó de lado su nombre y la recuerda como La señora del ombú.
• El magnífico bosque resultado de que se plantaran unos 4 millones de árboles de numerosas especies en las tierras que pertenecieran a la estancia Los Remedios, son hoy los bosques de Ezeiza o de la dependencia correspondiente o del que los recibió como obsequio de gobiernos próximos pasados.
• El único retoño del pino histórico de San Lorenzo existente en el distrito, plantado en la plaza San Martín de J.M. Ezeiza, un 17 de agosto de 1962.

Los árboles de Ezeiza saben hoy hablar de una decadencia no resuelta. El bosque o fue privatizado o depredado; los árboles que plantamos no alcanzan ni remotamente a mitigar los destrozos que la autopista provocó; eucaliptos centenarios como los que se levantaban orgullosos y testimoniales en la quinta que se encuentra por Ramos Mejía, entre Paso de la Patria y Tuyutí, fueron mutilados sin sentido alguno.
Sin embargo, la relación del Distrito de Ezeiza con la naturaleza sigue vigente más allá de las contingencias. Nuevas plazas surgen, los retoños crecen y cuando uno llega por la ruta a la estación cree estar en una empalmerada Ezeiza Beach.

Por: Patricia Celia Faure.