El ministro Sileoni reconoció ante la agencia oficial de noticias que el ausentismo afecta en las escuelas porque el Estado no cumple con el Estatuto Docente, que prevé los reemplazos de los educadores que justificadamente no pueden asistir a sus trabajos. Puso como ejemplo que en algunos casos "la jurisdicción reemplaza con un maestro suplente a los tres días de ausencia del titular, mientras que en otras el reemplazo se produce cada 15 días”. Los días sin maestros en las aulas son responsabilidad del gobierno, que no los reemplaza. Lo que Sileoni reconoce con esta confesión es que pretende que los trabajadores de la educación, los únicos que verdaderamente sostienen la educación en escuelas que se derrumban, sin mobiliario y con condiciones sociales brutales, trabajen enfermos.
Pasa por alto que el salario de bolsillo de un maestro de grado (cargo testigo), ronda el 40% de la canasta familiar, sin detenernos en que los salarios básicos son miserables y por lo cual, la mayor parte de los docentes trabajan hasta dos y tres cargos o un sinnúmero de horas cátedra/módulos para tener un ingreso para vivir. La sobrecarga laboral, los déficit de infraestructura, la precarización laboral que avanza a través de múltiples planes que ignoran el Estatuto del Docente, y la inexistente tarea de prevención de accidentes y enfermedades laborales que debería realizar el estado, transforman la actividad docente en altamente insalubre.
Miente el gobierno cuando dice que aumentarán las horas de clase de los alumnos “con los programas de jornada extendida en las escuelas primarias" porque sólo abarca a un 6 ó un 7% de los establecimientos; la ausencia de jornadas extendidas en la mayoría de las escuelas del país es una enorme injusticia, pero para ello hay que multiplicar el presupuesto educativo, porque hay que construir el triple de las escuelas que existen, lo mismo que hay que incrementar el gasto en educación para cumplir con los reemplazos docentes. Miente cuando dice que la educación pública ha mejorado gracias a “la existencia de la Asignación Universal por Hijo, a la gran cantidad de libros distribuidos en todo el país y a las netbooks del Programa Conectar-Igualdad”. Los datos del propio Indek señalan que la matrícula de alumnos ha decaído en alrededor de 230.000 en primaria, y otro tanto en media, esto más allá de que en una amplia cantidad de las escuelas del país las computadoras no se pueden utilizar porque no funciona el piso tecnológico para ello y porque existe un referente técnico para más de 50 escuelas de distintos distritos, lo que hace imposible el sostenimiento básico del sistema informático.
Reivindica la “evaluación docente” como si los docentes fueran responsables de la crisis del sistema educativo, omite señalar que en la Ciudad de Buenos Aires se intenta avanzar en la aplicación del salario “por mérito”, pero para eso eliminó las juntas de clasificación. En Salta, el nuevo sistema de evaluación docente penaliza incluso las inasistencias por embarazo o por enfermedad.
Sileoni miente, porque también las cifras del Indek recientes indican que desde la escuela primaria está creciendo la privatización de la educación argentina que, hoy, es casi botín de las escuelas y colegios privados (45%), la mayoría de los cuales está subsidiado por el Estado por cifras multimillonarias.
Las declaraciones del Ministro apuntan a un nuevo ajuste en la educación pública.
Por: Juan Carlos Ramirez, en base al artículo publicado por Tribuna Docente