miércoles, 21 de agosto de 2024

El diario no hablaba de Marta Cecilia Alonso

  La mañana de aquel 20 de agosto de 1976, había amanecido fresca y linda pese a que habíamos tenido 0° en Ezeiza; camine por Mitre (hoy Ituzaingo) para buscar a mi novia y luego llegamos a nuestro negocio en la calle Chacabuco y Deán Funes. No habíamos levantado aun la persiana a la calle cuando un soldado nos ordeno que nos quedáramos dentro del negocio, sin darnos ningún tipo de explicación.
  Al correr de la mañana, nos enteramos por medio de vecinos tan curiosos como nosotros (que nos atrevimos a salir a ver qué estaba sucediendo), que el ejército había ingresado violentamente por la madrugada a la casa de los Alonso y se habían llevado a Martita.
  Todos sabíamos que significaba eso, en el mejor de los casos Marta Cecilia Alonso pasaría a estar detenida a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional), hasta que se aclarara que ella, tan querida por la vecindad, no tenía nada que ver con los que ponían bombas. Nos resistíamos a creer que tuviera un destino cruel, el de ser una detenida desaparecida, como sabíamos que estaba ocurriendo, como había sucedido con Eduardo Alberto Delfino.
  Decidimos terminar la jornada laboral y marcharnos a nuestras casas, pasando por la sub comisaría de Ezeiza, por ese entonces en French y Tucumán a escasos cien metros de donde habían violentado a la familia de Alonso, un tipo tan solidario y respetado por los vecinos. Todo parecía normal, en Ezeiza no había pasado nada.
  Mis padres se alegraron de verme, ya sabían de lo ocurrido y contaron que el ejército estaba revisando las casas, hecho que no había ocurrido, solo la de Alonso, el  repartidor de vino, el que mientras estuvo en la comisión directiva del club Social y Deportivo Ezeiza, no permitía que la policía de la Revolución Argentina (dictadura cívico militar entre 1966 - 1973), ingresara al club cuando salían de razzia (un decreto permitía que la Policía detuviera en la vía pública indiscriminadamente).
  Con dolor y entre tontas quejas a mis padres, me explicaron que se habían deshecho de todos los libros y colecciones de documentos que tenía, lo habían tirado al pozo negro (sumidero de aguas servidas de la casa). Allí habían ido a parar los diarios de guerra del ERP (en uno de ellos informaban que Eduardito Delfino no se había reportado y que estaba desaparecido después de las acciones militares que habían llevado a cabo); y los panfletos y periódicos que uno podía encontrar en los pasillos de la facultad, y que había recogido pacientemente consciente del valor testimonial que tendrían a la hora de contar la historia de ese período. Solo pocos libros quedaron en mi habitación, uno de ellos era El Capital, de Karl Marx, dado que entendían que era de contabilidad ya que yo era Perito Mercantil. Todos teníamos los ojos enrojecidos, sabíamos por lo que pasaría Martita si no la encontraban enseguida.
Al día siguiente, el diario Clarín no traía en tapa la noticia de la Masacre de Fátima detallando que a la vera de un camino rural, en un radio de unos cien metros se encontraron esparcidos restos humanos dinamitados de veinte hombres y diez mujeres. No contaba que en su mayoría fueron referentes sindicales de la zona norte de Buenos Aires y que estaban detenidos ilegalmente en la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal, conocida como Coordinación Federal. La tapa destacaba que hubo "Sangrientos choques raciales en Sudáfrica" y "el repudio del gobierno" ante la noticia de que "fueron hallados 30 cadáveres en Pilar". Pero el diario de la corneta, no hablaba de ti, ni de tu compañero de lucha Bonifacio Díaz, también desaparecido esa misma fecha probablemente por los mismos genocidas.
 El diario no hablaba de ti en ese otoño tan frío. No contaba ni contaría que habías nacido un 6 de abril de 1952, ni que trabajabas en la Fábrica Argentina de Porcelanas Armanino (F.A.P.A.) de Monte Grande, ni que eras sindicalista. Hasta el momento, no hay registro alguno de su paso por algún Centro Clandestino de Detención (CCD), aunque se presume que por estar dentro del Circuito Camps pasó por El Infierno (Avellaneda), por donde pasaron entre 1976 y 1978 más de 300 detenidos desaparecidos. Quizás fueron los de la Brigada de Puente 12. Marta, peronista, fue señalada como "problemática" a los represores por sus empleadores.

  El diario no hablaba de ti, pero hoy si.

 
Por: Juan Carlos Ramirez Leiva.

miércoles, 14 de agosto de 2024

Sobre adopciones (I)

¿Cuánto estoy dispuesto a dar?
La palabra adoptar proviene de la combinación de «ad», que denota cercanía o
dirección hacia, y el verbo «optāre», que significa desear o escoger.
Tomamos decisiones, en la vida diaria trascendentes como un trabajo o
mudanza, Dentro de ellas, la que mas pesa es la direccionarse a proteger de
por vida a otro totalmente vulnerable. Adoptar es encaminarnos hacia un deseo
que, implica a otro que está en completo estado de indefensión sinónimo de
adoptabilidad.
Como abogada del niño, segunda promoción, he acompañado a varios pasar por este difícil trance del estado de adoptabilidad Se habla, en general,de los pesares de los pretensos adoptantes para llegar a la posibilidad de la adopción pero poco o nada se ha dicho sobre el tránsito de esos niños que han llegado al estado de adoptabilidad. Cuanta incertidumbre, mal trato, abusos, cargan sus pequeñas espaldas y sus poca historia de vida. Cuanto sus ojos han visto de las miserias del mundo adulto, cuantos insultos han recibido sus oídos y su alma, y cuantos golpes físicos que al solo decírselos te desafian con el “dale” ya nada me dolerá mas. No hay mas lugar para tanto dolor.
¿Qué esperas encontrar en un niño en estado de adoptabilidad?
Probablemente no haya vivenciado ningún concepto de familia, o alguno tan
negativo que lo llevó a esa situación de esperar que alguien lo quiera, con todo
ese gran bagaje de no ser que aportará a la relación y con un gran conocimiento del rechazo
Los procesos en el sistema de niñez, abrigan lo físico, pero no pueden llegar al
alma, no hay suficientes servicios de salud mental que puedan contener tan
vasta vacuidad del ser.
La pregunta de quien sea pretenso adoptante será entonces ¿cuánto estoy
dispuesto a dar? Medido en la cantidad de entrega de vida disponible para
rescatar a otro que está parado en todo lo que la vida le negó. Con la respuesta
a tal cuestión, el paso judicial solo será un mero trámite burocrático.
 
 
Por: Dra, Cristina Alejandra Romano

martes, 13 de agosto de 2024

Sobre adopciones (II)

 QUIERO TENER UNA FAMILIA

  Como abogada del niño, hace unos meses, participé de una audiencia donde un niño en edad preescolar, instado por el juez a decir que quería hacer de su vida, respondió “quiero tener una nueva familia” Nadie de los presentes indagó lo que esa frase significa, nadie se atrevió a entrar en ese mundo de oscuridad que te lleva a tener menos de 6 años y pedir una familia como quien pide un objeto sin saber bien que está pidiendo.
  No nos atrevemos los adultos a pensar, qué hechos de nuestro comportamiento social e individual nos lleva a que un niño tenga que estar demandando una familia. La primera respuesta fácil es que eso solo le pasa a niños, que sus padres han sido personas que han “elegido la mala vida” sin analizar demasiado el contenido, solo se repite en un total vacío del significado.
  El análisis de las circunstancias que rodean a que un niño llegue al estado de adoptabilidad no han sido encaradas como políticas públicas en sus causas sino en sus efectos. Parece químérico plantear en estos tiempos, donde el individuo y la construcción fantasiosa de las ideas predomina sobre la realidad, un análisis, minucioso de las causas por las cuales se llega a la adoptabilidad.
   Aparentemente todos nacemos de igual manera, pero no es así. Desde el niño no deseado, el impuesto o el deseado en un momento pero rechazado en otro, hacen un rompecabezas de infancias, muy difíciles de abordar. En los tres casos las necesidades de los niños son las mismas, pero no las respuestas y
estímulos que reciben.  
  El niño no deseado vive el rechazo desde la leche materna y el desamparo es total, si sobrevive a su primer año, ya lleva un sello invisible pero imborrable para el resto de su vida.
  El impuesto, por los que en la actualidad no apoyan el aborto, tampoco definen una política de niñez que los contenga en su transito por la formación a la adultez. Los obliga a nacer en la hostilidad de lo punitivo, no los contienen y luego los penalizan a tempranas edades apartándolos de la sociedad que los obligó a existir pero no los ayuda a ser.
  El último grupo es el de los niños de clase media nacidos de un proyecto de familia, que se desvanece a los pocos años, convirtiendo a los niños del divorcio como los rehenes pasivos o activos de las disputas no resueltas del ser y el parecer del mundo adulto, obligando a elegir el amor, la asistencia, el centro de vida y afectos, cuando aun no pueden entender en cabalidad por qué se ven obligados a tal elección.
  Por tanto, en el día en el que comercialmente se festeja el día del niño y se discute con ahínco si decimos niño, niñe, o niñez, en una abstracción que nos pierde del ser concreto, los invito a preguntarnos qué podemos hacer desde lo social para dar respuesta a las necesidades de estos tres grupos de niños, para que parafraseando al Nano puedan seguir jodiendo con la pelota sin que por ello sean solo una molestia del mundo adulto. 
 
Dra. Cristina Alejandra Romano

  • in
  • Adopciones (III)

      ¿Para qué un abogado del niño?
      La ley 14568 creo la figura del abogado del niño, como consecuencia del
    cumplimiento de la incorporación de la Convención de los derechos del niño, a
    la Constitución en la reforma de 1994.
      Tras diez años de su promulgación nos preguntamos ¿Para qué es necesario un  abogado del niño? Los juzgados de familia, penales, civiles, aunque usted no lo crea, están plagados de procesos donde las sentencias surten efectos sobre niños y adolescentes. Una adopción, un abrigo, una violencia, un alimento, causan efectos directos en la vida de un niño.
      Por lo general los organismos de niñez, las asesorías, los adultos relacionados con el niño se reúnen para decidir la vida de ese niño, pero el niño no está, pareciera un objeto que no siente ni piensa. “Lo que digan las niñas no será vinculante” oí decir hace poco en una audiencia donde se decidía la vida de tres adolescentes.
      Mas aún en las adopciones,esos niños, los mas vulnerables, los que están a   merced de que un adulto tenga la valentía de dar de su ser para protegerlo, debe ser escuchado, pero no en formalismo de la conocida en la jerga judicial como audiencia de artículo 12, en referencia al artículo 12 de la Convención de los derechos del niño, sino tomando en cuenta que no se puede decidir sobre una vida como si fuera un objeto.
      Es lamentablemente común, que los  niños sean rechazados por los adoptantes. Luego de ser evaluados por equipos de psicólogos los adoptantes pasan un periodo de 6 meses en los cuales conviven con los niños, y luego deciden la permanencia o no con esos niños…. No hay previsto un dispositivo profesional que acompañe en ese periodo de encuentro de historias de vida, deseos de fantasía, de concepto y vivencias a esa nueva relación.
      Lamentablemente, muchos adoptantes, llegan a la instancia cargados de ilusiones, anhelos, fracasos y fantasías de lo que es adoptar. No admiten que
    el niño se rebele, sea violento o que no obedezca las normas intrafamiliares en
    el primer intento. No logran entender que el camino es el de dar todo y tal vez
    en algún momento se recoja fruto o el fruto que se recogerá, no sea el soñado.
      Vienen las objeciones, las quejas, y los tratos hasta violentos. Con quien pueden los niños plantear los efectos de esta nueva relación si no tiene su abogado? Si alguien no boga por sus derechos…. Si alguien no levanta su voz entre tantos adultos que hablan “en difícil” sobre sus vidas…. “no valora todo lo que hice por el/ella” se escucha en las audiencias, “nadie me ayuda” dicen los pretensos adoptantes. El niño, ¿qué dice? ¿ puede decir? ¿qué ocurre con ese niño tras el rechazo del adulto? Los caminos luego son el de no ser, nadie los prepara para la vida adulta……Y luego la sociedad pretende sancionarlos cada vez a mas temprana edad.
      ¿Qué ocurre con los niños victimas de violencia? ¿Con aquellos niños que por ser rechazados en instancia de adopción deben salir solos a la vida adulta y transitar la institucionalización como único referente de contención?
    ¿Los hijos del divorcio que se pierden en la contienda adulta sin que nadie escuche sus necesidades? Hasta el niño que necesita un tratamiento médico y el sistema de salud no se lo escucha.
     El abogado del niño, en una sociedad compleja y con mirada adulto céntrica, es la voz de aquel que no tiene voz para evitar una sociedad resentida que busque en la agresión por cualquier vía su única forma de expresión. Por tanto, todos los que tratamos con estos bajitos, debemos tener una preparación especial, los abogados no solo tenemos que tener conocimiento en Derecho, sino que debemos tener un intensa preparación para abordar el acompañamiento de una etapa etaria tan frágil y con tantos efectos en la vida social actual y futura.
     En cada juzgado debiera ser obligatorio el control de la participación de un abogado del niño en cada expediente que involucre derechos de los tales. No considerar que las causas con efectos sobre niños son una mas sino que son las expectativas presentes y futuras de una vida mas. Las políticas públicas de niñez tienen que tener un mismo objetivo en las distintos poderes y funcionarios.
     Las leyes están, solo se necesita la decisión social y política de efectivizarlas en su real cumplimiento.

    Dra. Cristina Alejandra Romano

    Hugo del Carril en Ezeiza

     Hugo del Carril fue figura en nuestro país desde la década del treinta, y trascendió a su muerte acaecida a fines de los años ochenta (30/11/1912 - 13/08/1989). Personaje central de nuestra identidad cultural, antes de ser director de cine ya era un actor muy reconocido y antes, cantor de tangos muy popular. 
     Piero Bruno Hugo Fontana, luego conocido como Hugo del Carril, se inició  como anunciador en Radio Bernotti. En 1935 fue contratado por Radio El Mundo, y comenzó su carrera grabando para RCA Víctor y para Odeón. En 1937 hace su debut con un papel en la película Los muchachos de antes no usaban gomina, en la cual combinaba el rol de cantor de tangos y de galán. En febrero de 1950 se estrenó El último payador, interpretando a Betinotti, donde juega una escena con quien interpreta a Gabino  Ezeyza.
     En 1949 grabo la marcha peronista lo que lo convirtió en un ícono cultural del peronismo pero, no fue gratis. Tras el golpe de Estado que derrocara al Presidente Juan Domingo Perón, Hugo fue encarcelado durante un tiempo y ya liberado, se quedo sin trabajo y en la ruina. Tuvo que empezar otra vez desde abajo: radio,  teatro y, finalmente en 1957 filmó Una cita con la vida.
     Durante el tiempo de la Revolución Fusiladora, el Club  Social y Atlético Ezeiza contrato a Hugo del Carril para animar a una de sus veladas danzantes. Preparado todo el club y vendidas las entradas para ver y escuchar a tamaño artista, se presentó la policía a hablar con los directivos, explicándoles que tenían orden de impedir que Don Hugo se presentara ya que estaba prohibido. La desesperación gano a los directivos porque tenían que devolver el valor de las entradas y además pagarles a los músicos que ya estaban presentes. Cuando Hugo del Carril se presentó y se le explico lo que ocurría, no le sorprendió y respecto a los músicos, expreso: Faltaba más, yo me encargo del pago a los músicos. Ni ustedes ni ellos tienen la culpa, al que prohiben es a mi.

     Leí que alguna vez le preguntaron ¿qué espera que la gente diga de usted cuando muera?. Hugo del Carril contestó: “Que era un tipo honesto, que no se entregó nunca”. Lo logró, así lo recordamos.
     
    Por: Juan Carlos Ramirez Leiva.