miércoles, 7 de septiembre de 2022

Neocapitalismo y educación inclusiva

Se planteaba Eduardo Rosenzvaig, hace exactamente una docena de años, qué les proponía el capitalismo a los jóvenes. Entendía que primero les ofrecía más capitalismo; en segundo lugar los llenaba de vacíos; en tercero premiaba con el éxito si uno lograba llenarse de capitalismo y de vacíos. En caso de no alcanzar el éxito, proponía como cuarta medida, el autismo. La educación del capitalismo debía servir para las cuatro requisitorias: más capitalismo, más vacíos, más éxitos, más autismo, con menos Tierra, menos Hombre y menos Sociedad. 
Todo lo que se hace en las ciudades de marchar contra la inseguridad es un absurdo porque la inseguridad es el propio corazón del capitalismo, desde la flexibilización laboral a la cajera del súper trabajando sin el sueño peligroso de un embarazo, pero también la inestabilidad de las bolsas, del salario, del arrastre en las crisis, o los vaivenes del rating como certificado de “calidad” de la cultura. 
También Rosenzvaig sostuvo tempranamente que el capitalismo odia hoy a los jóvenes porque no los necesita o necesita a unos pocos y no sabe qué hacer con el resto, Requiere de pocos jóvenes sabiendo que el resto se volverá violento contra él, percibiendo su exclusión. Con el paso de la revolución industrial a la cibernética floreció una tecnología productiva capaz de provocar la absoluta abundancia. Pero se creó la abundancia superflua, se contaminó la Tierra, se empobreció a los hombres y la abundancia liberadora quedó postergada y enterrada. 
Los deseos de los jóvenes casi no provienen de ellos mismos sino de las empresas que financian a los Tinelli, las Susana y las Mirtha , presentes o futuras. Los jóvenes que no alcanzan el éxito capitalista son castigados/llenados. con deseos creados por esas empresas. El Paraíso al que hoy se les invoca descendió del automóvil a la telefonía móvil. Con el coche viajaban, con el celular se comunican con animadores televisivos para votar (gastando sus propios datos), para votar por un sueño que no les pertenece en tanto sus sueños (que sí les pertenecen) se hundirán en lo imposible. La autoestima se promueve por el tipo de celular que se posee. Si uno quiere ser el mejor, no tiene que ser ni el más solidario ni el más estudioso ni el más contestatario, debe tener lo máximo. Puede avizorarse que si no alcanza o se sostiene en el éxito que el capitalismo propone, el “tener para ser” será abandonado por el “mirar para ser”. Si no viste a un Don Nadie en TV, si no viste un tiktok en las redes, no se existe. 

Aunque les moleste a los progres pro bono y promoción escolar indiscriminada sin escolarización, los jóvenes pobres con esta educación son los primeros que fracasan. Si fracasa la educación, fracasa la sociedad, la que induce a los jóvenes a dejar de ser estudiantes para pasar a ser indiferentes ante el conocimiento, cuando se les anula la curiosidad, cuando se les demuestra que el conocimiento a nadie le interesa. La escuela puede constituir resistencia, o bien domesticación e indiferencia. El capitalismo asegura que quiere lo mejor para la sociedad y para ello demuestra a los jóvenes cómo el socialismo fue lo peor para la sociedad y por ello cayó. Pero esconde bajo una alfombra de hormigón armado que la crisis del capitalismo actual, una crisis civilizatoria, está poniendo en riesgo la vida humana sobre el planeta. De manera que otro modelo construido sobre las ruinas que él va dejando, no sólo es posible sino que parece ser la única alternativa. 
Los hombres ofrecen resistencia al sistema de dominación sólo si tienen convicción. La educación pública que queremos discutir está llamada a crear resistencia y convicción, con metas superadoras de la apatía actual. Si quienes elegimos para que gobiernen nos traicionan utilizando los organismos del estado para formar una sociedad ágrafa, que no comprende ni respeta los valores deseables para nosotros mismos, para el bien común, deberemos enfrentar estas políticas, Si los sindicatos relacionados con la educación no representan ideales y se nos presentan como colaboradores en la formación de una sociedad sin metas, revisemos los docentes cómo elegimos a nuestros representes. La educación debe servir para comprender la realidad y brindar herramientas que sirvan para transformarla y no para esconderla falseando evaluaciones. Las realidades por más dura que fuesen, se vuelven ominosamente más dura cuando no se resuelven problemas que además, jamás son planteados. 
La Escuela debe preparar a los hombres para que entiendan que no hay nada más seguro a la Tierra, al Hombre y a la Sociedad que los jóvenes. En esta coyuntura, los estamos dejando morir en algunos casos literalmente, en el resto, no dándole metas, herramientas, ni valores.

Por: Juan Carlos Ramirez Leiva

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