Nuestra
Señora de los Remedios comenzó a ser venerada por los conquistadores españoles
desde que Hernán Cortés la entronizó oficialmente en el año 1521, en el centro
ceremonial aztecas en Naucalpan. Los invasores ataban imágenes en la cola de
sus caballos buscando que los proteja en sus incursiones genocidas en contra de
las creencias mágicas de los americanos (y para ello se protegían con las
estampitas, en fin).
En
Buenos Aires, fue proclamada “Patrona Menor de la Ciudad” para conjurar la
fiebre de tifus durante la peste de 1727, que provocó numerosas muertes.
De
acuerdo con datos del Observatorio Federal de Recursos Humanos del Ministerio
de Salud, basados en un relevamiento de la Red Federal de Registros de
Profesionales de la Salud, hasta 2016 había 192.829 enfermeros y enfermeras en
todo el país. La cifra incluye auxiliares (41.7%), técnicos (45.3%) y
licenciados (13 %).
Enfermería
proviene del latín infirmus, que
significa el que no está fuerte, y por eso las/los buscamos y ellas/os, nos
ayudan a que nos recuperemos con sus conocimientos y dedicación profesional y
afectiva.
Queremos recordar en esta nota, tanto a las enfermeras que actuaron en la Guerra de
Malvinas, como a Las niñas de Ayohuma o a nuestras vecinas/os, que jamás reniegan
de la hora o el clima cuando las vamos a buscar para que nos atiendan. Cariños,
con toda mi gratitud, a Silvia Albotti, Luís Elvio Colazo, y al recuerdo de
Herminia.
Juan Carlos Ramirez Leiva
Juan Carlos Ramirez Leiva
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