miércoles, 22 de agosto de 2018

Té con historias del pago

El pasado sábado se llevó a cabo un interesante evento en la sede del Museo de Historia Regional de Tristán Suárez. Fuimos invitados a tomar el té, pero acompañados con historias de nuestro pago.
Asistieron unas setenta personas que compartieron una entretenida jornada. Circularon anécdotas pueblerinas de un Tristán Suárez que no se han ido de nuestros recuerdos, tanto de los vividos como de los trasmitidos por nuestros mayores. 
Hubo relatos de los hacedores del Instituto Cultural, y también de quienes trabajaron para hacer grande al querido Sportivo TS. No faltó la memoria de los primeros comercios, a la emblemática Tarantela, la referencia a los tamberos, todos relatos que  entretuvieron y emocionaron a una concurrencia comprometida con la labor que lleva adelante la comisión. La presidenta de la institución, la Dra. Claudia Muscio, y todos los integrantes trabajaron con denuedo para que té por medio volviera a repetirse el mágico encuentro de los vecinos, lo que no es poco para nuestros tiempos, quienes colaboraron con la adquisición de rifas y remeras alusivas.
Hubo un emotivo momento cuando se recordó la figura de Ana Pira (fallecida recientemente), colaboradora siempre presente en todas las instituciones culturales del distrito. Estuvieron presentes poetas, fotógrafos, historiadores, docentes, y los más queridos y simpáticos vecinos.
Esperamos ansiosos, una nueva convocatoria.

lunes, 20 de agosto de 2018

Viajero del Tiempo Perdido


El acompasado sonido puso una nota curiosa en el amanecer citadino. Un sonido del pasado que se resistía a dejar de ser protagonista. Algo así como un toc, toc, toc, colándose cotidianamente en mi amanecer. No pude evitar encontrarme una mañana, esperando ansiosamente conocer a quiénes me conectaban con un Ezeiza que ya sólo perdura en los recuerdos. Mientras calentaba la “caldera” para comenzar la mañana, comencé a percibir el lento fraseo de los cascos sobre el pavimento. Cuando salí a la calle, alcance a ver como se alejaba al encuentro de quién sabe que horizontes. Me lo imaginé de andar lento pero seguro, de avanzada edad y memorias listas para ser narradas. Recordé algunos gauchos, “de lo de veras”, en aquellas épocas de polvorientas calles, de vacas rumiando en jardines y de almacenes con palenque al frente. La niebla matutina iba envolviendo lentamente al jinete. La escena era casi fantasmal y un repentino me estremeció. No pude ni intente evitar pensar en que, probablemente, fuese un viajero extraviado; o quizás san sólo, quizás, estuviera cabalgando “en busca del tiempo perdido”. Esperé su regreso en una tarde cualquiera. Cuando pare a aquel jinete, a quien sólo conocía por el andar de su caballo, sentí que la realidad descolocaba mi historia. De ese encuentro con Oscar Ramos, quien no era viejo ni tampoco estaba perdido, nació esta charla:
Disfruto de montar. Otros andan en bicicleta, yo prefiero andar a caballo pero no siempre lo usé como medio de transporte. Antes era empleado de una telefónica pero luego, por lo que nos paso en los últimos años, me despidieron.
Mi jornada comienza a las cinco de la mañana en punto, todos los días. Ensillar no es complicado, cuando uno está acostumbrado apenas le lleva quince o veinte minutos. Antes de ensillar hay que sacarle la manta, cepillarlo, abrirle la cama para que se oree porque el animal allí orina. La cama se hace con viruta y hay que mantenerla limpia todos los días porque el animal allí bostea toda la noche. Luego le doy de comer a unas pocas gallinas que tengo, mateo un rato y salgo, al paso, tranquilo. Para todo esto tardo una hora, más o menos.
Para recorrer los seis kilómetros que media tengo unos treinta o cuarenta minutos de marcha; depende del camino y de los perros que nos salgan al cruce. Tenga en cuenta que al tranco es habitual que se recorran entre seis o siete kilómetros por hora. Podría hacerlo en mucho menos pero no es lo mismo que el caballo galopee sobre la tierra que en el asfalto. Además sobre la tierra hay muchas piedras. A todo esto hay que tener en cuenta los perros porque mi caballo es demasiado manso y no se sabe defender, no tira patadas y se limita a dar vueltas para un lado y para el otro. Se asusta, es muy mando pero tiene su genio, su carácter. Solo es quisquilloso con los perros porque no lo asustan los coches, puede que c de algún bulto pero eso es natural. Lo ando todos los días porque yo disfruto de andar a caballo, mi intención no es cansarlo y no lo uso para llegar rápido, para eso voy en coche. Los únicos días en que no voy montado es cuando llueve, porque no me gusta arruinar las pilchas Hace diez años que lo tengo, es un “rosillo pampa”;  antes sólo podía andar los domingos pero ahora tengo la oportunidad de salir con él, todos los días, y uno va juntando reuerdos. Él sabe que cuando regresamos, paramos en cualquier lugar donde hay un buen verde y allí se queda -nos quedamos-, un buen rato. Estando ya en casa, vuelvo a cepillarlo y le baño el lomo, tanto en verano como en invierno, para que no se le pegue el sudor y con la costra que se le forma pueda lastimarse; después lo alimento. En un terreno tengo construido un box, que es el lugar donde duerme a cubierto el animal, tapado con una manta.
Algunos piensan que uno es solitario y puede ser que sea así. Pero el que va en un coche y enciende la radio, escucha radio. Si uno va con su caballo, le presta su atención y aprende a reconocer cuando esta inquieto o cuando esta enojado.
La nota llegó a su fin. Sentí que su pausado hablar, sus tiempos diferentes, su sentir y hacer tradicionalista, no chocaba con nuestra furia cotidiana. La acompañaba como “apadrinándola”, recordándonos que siempre tendremos a mano otras formas de vida. Monto a Diablo y se fue internando en la noche; mientras su figura se desdibujaba pensé en las palabras con que se despidió: “Cuando se puede, es bueno andar sin apuros.”

Por: Juan Carlos Ramirez Leiva

miércoles, 8 de agosto de 2018

Sobre la historia desbocada.


La siguiente nota es una transcripción de las palabras que pronuncie en un acto académico en el INSP Elvira J. R. de Voglino, en septiembre del 2O1O. Las publico por considerar que sus propuestas son aún vigentes.

"La historia ha dejado de ser previsible. Sin embargo, no está atravesada enteramente por el azar, penetrada por la incertidumbre, ni ha cobrado una vida independiente del hombre. Pero si está claro que ya no es más la historia de un plan elaborado por divinidades, ni de la del progreso liberador de miserias a través de la bienaventuranza de la ciencia y de la economía camino de completar su copa y rebalsar alegrías; mucho menos aún es la historia de la lucha de clases en dónde la diferencias finalmente son eliminadas y el socialismo triunfa.
Hoy la historia ya no contiene verdades e impuso a Nietzsche en cuanto no hay hechos, sólo interpretaciones. Es más, cualquier verdad hoy, y quizás siempre lo fue, es sólo una creación del poder. Pasamos de Kant y Marx, a un imperecedero Homero y a un descarnado Foucault. Y he aquí el verdadero problema, el sujeto histórico con el que nos hemos identificado buena parte de nosotros, mujeres y hombres, ha sido expulsado del protagonismo. Ha perdido su rol de sujeto social revolucionarios y justiciero. Y al decir de José Pablo Feinmann, la historia: “Se ha desbocado y no sólo desconocemos su rumbo. Le tenemos miedo.”
Tendremos que crear la diversidad como concepto ordenante y no como exclamatoria sin contenido. El poder imperial hoy cuenta una sola historia. Ya no nos queda siquiera, la posibilidad de escuchar la Leyenda Rosa española junto con la Leyenda Negra británica, no es posible tal divergencia cuando para evitarlas, el Imperio decide cuándo, cómo y contra quién, hay que llevar adelante una guerra preventiva, vender armas a países en conflicto y sin contradicción alguna, ganar el Premio Nobel a la Paz, como algo natural y naturalmente aceptado porque el sujeto crítico ha sido y es reprimido.
Posibilitar el resurgimiento de la conciencia crítica significa comenzar a superar la limitación que imponen los monopolios en los medios de comunicación. Y en esto tenemos que hacer nuestro fundamental aporte como docentes, crear contextos pluriculturales en el aula. Tenemos que trabajar para que nosotros, como sujetos históricos, dejemos de ser pensados y comencemos a pensar, dejemos de ser hablado y podamos hablar, dejar de creernos libres y comenzar a serlo, dejar de tenerle miedo al devenir histórico y comenzar a participar en la construcción de la historia."

Hoy, aún en nuestro complicado presente, vemos con satisfacción como las mujeres han sabido construir su propio espacio y formas de lucha, en la búsqueda de dejar de creernos libres y comenzar a serlo.


Por: Juan Carlos Ramirez Leiva.